Revista Maternidad
Antes de ser nosotras yo era solo yo, y entonces creía que era yo la que decía y deseaba, que era quien tenía, era y poseía...
Antes de ser nosotras, este cuerpo que ahora te acuna, te acompaña y te cuida era mío, y en ese entonces, que parece tan lejano, yo me creía dueña y poseedora de él, yo creía que era quien dictaba las normas y daba los permisos, que era mío y solo mío, que nadie tenía poder sobre él, ni sobre él intervenía; algo intuía y entendía del cuerpo que se construye socialmente, de las miradas y paradigmas que culturales que conforman mi interior, pero todo de cabeza y por ese entonces me creía mujer liberada y fin de la historia. Ahora que tu lo habitas y lo has reclamado como tu tierra, me doy cuenta que jamás fue tan mío como ahora que es nuestro, que antes de nosotras no era yo quien tenía poder sobre él y que es ahora cuando lo hemos hecho tu regazo que me devuelves mi cuerpo hecho mío. Ahora que se ha llenado de sentido, ahora que he tenido que defenderlo de los "deber ser" y las normas sociales, de lo correcto y los modelos ( de mujer, maternidad y ser humana) para hacer de él tu nido y raíz, ahora que he entendido que es poderoso, insumiso y rebelde por amarte y brindarse para tu sostén.... ahora, por fin empieza a ser mío, ahora que lo he defendido para ti, lo he fortalecido para ti y he hecho de él un asunto público y político, ahora que en el transito de hacerme madre he tenido que saber de mi, escucharme a mi, quererme a mi a la par que he sabido de ti, te he escuchado a ti y te amado a ti, ahora, recién ahora este cuerpo empieza a ser mío.
Antes de ser nosotras, este corazón que ahora acompasa tus latidos, se une a tu pulso y a tu ritmo vital era mi corazón y como tal lo creía el centro de mi amor, el núcleo de mis afectos, la voz de mis deseos. Lo enarbolaba como la más grande prueba de mi bondad y generosidad, de mi capacidad de fundirme con el otr* y entregar mi amor... ahora que nos hemos gestado y que tu has nacido a la vida y yo he renacido a ella, ahora que me he transformado en regazo que nutre y protege y en puente que comunica con el mundo, recién ahora he visto lo cerca que está el corazón de los "es por tu bien" y "a mi me duele más que a ti", ahora puedo percibir el amor del corazón como un amor inventado para poder hacer de él instrumento de condiciones y condicionamientos, de reglas y carencias, ahora que me has habitado puedo por fin amar y entender mi útero, mis entrañas como el centro de todo amor y deseo, como la capacidad innata de desear y complacer tu bienestar, tu felicidad y satisfacción y a través de ello entender una nueva dimensión del amor, sin fronteras, ni porques, tan solo amar por el placer de hacerlo y nutrir por el deseo de hacerlo
Antes de ser nosotras poseía mis principios, mi ética, que creía míos e invaluables… valores y principios productos de mi historia, pero también de la de aquell*s que me precedieron. Antes de ser nosotras, había estudiado y aprendido muy bien mis verdades absolutas y las había llenado de razones; creía en el sentido común y en el orden de las cosas. Tú me hiciste carne, me hiciste tomar conciencia de la sangre que me recorre, el aliento que me invade, la masa de tejidos, músculos y huesos que me conforman; en el acto de gestarte y darte vida tome conciencia de mi propia existencia y de golpe empezó a pensar más la vida y menos la supervivencia. Y todo aquello “bueno y malo”, “mejor y peor”, “correcto e incorrecto” dejó de ser referente y horizonte sobre el que medir y empezó a pesar la alegría, el bienestar, la risa y la fusión (la tuya, la mía, la suya, la nuestra) como camino a elegir.
Antes de ser nosotras, era solo yo, un yo hecho de retazos de todas aquellas “verdades” heredadas y trasmitidas por tod*s aquell*s que también se creyeron suy*s. Antes, era solo un cúmulo de todo aquello que los condicionamientos y paradigmas dejaron para mi, un yo que se creía suyo, pero que en realidad era atravesado por todo lo que se suponía verdadero y bueno, cuestionado por mi tal vez en la superficie, pero no en su raíz. Ahora, hija, ahora que soy nuestra, tengo que reinventarme y reinventar un universo posible para todos tus posibles, ahora no tengo más remedio que desnudarme, sacarme el traje aprendido, el vestido heredado, la máscara impuesta y entregarme a nosotras, sin muchas certezas y con muchas preguntas, sin muchas verdades, pero deshaciendo las mentiras. Ahora que soy tuya y no solo mía, me doy cuenta que nunca he sido tan libre para ser yo misma.
Una vez más, gracias hija