Jamás olvides esto, especialmente si te lo estás currando.
Voy a decirte algo y vas a tener que creerme.
La diferencia entre la ruina y la mayor de las abundancias es enorme. Y a la vez insignificable.
Entre el problema y la solución, la soledad y más ruido del que puedes gestionar.
Un mundo y un paso.
Y esa es la parte en la que tienes que creerme: estás a un paso.
A una decisión de distancia.
A un email, a una carta de ventas, a una llamada a la persona adecuada en el momento adecuado…
Una puta frase puede ser el detonante que haga que todas las piezas del dominó caigan una detrás de otra.
Puedes hacer dos cosas:
Fliparte con cada nueva oportunidad que se te presente. Darlo todo y fantasear con que el posible resultado…
O madurar.
Sustituir la esperanza e ilusión por cada novedad por escepticismo. Y por cantidad.
Probarlo como un cabrón.
Asumir que es cuestión de matemáticas. Y que si quieres el doble de éxitos debes cometer el doble de errores.
En el newsletter destripo una estrategia que aumento mis ventas un 20%, como mínimo, este año.
Un maldito detalle que consigue que cada conversación con un cliente potencial se convierta en una oportunidad de cierre.
No válido para excusicas:
- Es que mi sector…
- Es que mi jefe…
- Es que mi producto…
- Es que mi cliente…
- Es que mi caso…
Si eres de los que dicen esas cosas, ni se te ocurra apuntarte.
Si no, lo haces aquí:
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