- ¿Es la Zarzuela? ¿Está Juanito? Se ponga.
- …
- ¿Cómo que qué Juanito? El “encargao”, el marido de la Sofi. De parte de Miguelito, él ya sabe. Venga, espero.
Yo es que le llamo Juanito porque somos compañeros de caza. Pues anda que no le gusta pegar tiros ni nada. Primero empezamos yendo a la perdiz, luego a la liebre, más tarde al rebeco y ahora al elefante. Un día le pregunté: Juanito, ¿por qué cada vez te gusta tirarle a animales más grandes? Y el me contestó con mucha guasa: ¡Ay Miguelito, la vista ya no es la que era!¡Bah! La que se lió cuando nos fuimos a Boswana. Por cierto, ese elefante lo tumbé yo, pero me pidió por favor hacerse la foto y ¿le vas a decir que no a un rey? Lo que no entiendo es como se fastidió la cadera, porque trabajar, trabajó poco. Igual la traía tocada de algún salto del tigre; en palacio no, desde luego, pues allí las camas tienen dosel y no llegas abajo.
- …
- Sí señorita, sigo aquí esperando. No se preocupe, estoy llamando a cobro revertido.
Que me va a salir una pasta dice la telefonista. A ver si se piensa que soy tonto; yo compro en Media Mark. Le estoy llamando para ver como ha ido lo de la hija. Siete horas declarando es mucho declarar. Si yo cuando me declaré a mi Angelita estuve tres minutos seguidos hablando y se me hizo eterno; figúrense siete horas. Y menos mal que no ha tenido que hacerlo con una rodilla en tierra y una rosa en la mano, que eso cansa más. Claro que siete horas de “no sé”; “no me acuerdo”; “lo desconozco”; “eso lo lleva mi marido”, también es más “cansao” que matar un cochino a besos. Y mira que se lo advertí a Juanito cuando me dijo que la niña se casaba con ese del balonmano. Juanito: ese te va a traer problemas. Que un tío que se gana la vida con las manos sólo puede ser tahúr o prestidigitador. Y le salió ambas dos cosas. Es que la gente piensa que por ser rey ya está todo resuelto, pero tiene los mismos problemas que tú o que yo. Por ejemplo: casar a las hijas. Que no las puedes casar alegremente con otros príncipes, que nadie sabe quien es hijo de quien y luego resultan hermanos y te salen los hijos tontos como… Bueno, bueno, no hace faltar poner ejemplos, que los hay dolorosamente cercanos. Esperen un momento…
- Señorita ¿me va poner ya? que esto parece una conferencia de cuando la posguerra. ¿Usted le ha dicho que soy yo?
- …
¡Ah! Que está en una presentación de credenciales del cuerpo diplomático; haberlo dicho antes. Pues nada, no le moleste. Ya le llamo más tarde. Y si no, le hago una perdida al móvil.
No me gusta llamarlo al móvil porque se piensa que es algo grave y es capaz de dejar colgados a los diplomáticos. ¡Menudo es Juanito para sus amigos! Si es que el pobre se pasa el día trabajando. Y ahora más, que se ha separado. ¡Qué sí, que se ha separado! Si no, por qué iba a tener que pasarle una pensión a la mujer y otro a la nuera. Por cierto, lo de pasarle pensiones alimenticias a las hijas políticas deber ser una ley nueva, esto antes no se usaba, espero que mi hijo no se case nunca. Pues lo que les decía, que no es fácil casar a las hijas. Es que él ha hecho pleno. Le han salido rana, en vez de príncipe, dos de dos. Y la del hijo tampoco es que sea una primitiva de seis. Chiquita y menuda, pero tiene cara de convertirse en bruja piruja a las primeras de cambio. Lo que me tiene contado Juanito a mí en nuestras jornadas de cacería. Pero no lo puedo compartir, compréndanlo, son confidencias de compañeros de armas. ¡Gracias y buenas noches!
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Por supuesto que esta “tontá” es un humilde, cariñoso y más que atrevido e insensato homenaje a ese genio del humor que fue (y sigue siendo mientras se le recuerde) Miguel Gila.
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Uan tontá Nobel de literatura, por Non Perfect.