Esta oficina me mata, de Viola Veloce

Fecha de publicación: 11 de Junio de 2015
Número de páginas: 270
Sinopsis: Que te despidan no es lo peor que puede pasarte en esta empresa Su vida amorosa es un caos, su trabajo la aburre y su jefe la odia... ¿Qué más le puede pasar? Francesca Zanardelli se prepara para afrontar otra aburrida tarde en su oficina de Milán. Está delante del espejo del baño, cepillo de dientes en mano, cuando ve dos pies asomarse por debajo de la puerta de un retrete. En el suelo descubre el cadáver de Marinella Sereni, su insoportable compañera de mesa. La han ahorcado con una soga blanca, que todavía le cuelga del cuello. Y todo ha sucedido durante la pausa de la comida. Francesca se convierte así en la principal testigo de las investigaciones sobre la muerte de Marinella, pero el asesino se ha cuidado de no dejar pistas. Podría ser cualquiera, incluso el más insospechado de sus colegas. El pánico se apodera de la empresa mientras la vida de Francesca entra en caída libre. Su novio la ha dejado en vísperas de su boda, con 223 regalos que devolver, y sus padres le insisten en que se despida antes de que el criminal se fije en ella. Pero uno no renuncia a un trabajo fijo así como así. Ni aunque tu vida dependa ello. De modo que Francesca se verá obligada a convertirse en detective improvisada porque el asesino no tardará en volver a actuar... Y ella es la única que puede detenerlo.
Sobre el libro
La mezcla entre novela negra y novela de humor con la que se presenta esta historia fue lo primero que me llamó la atención de este libro. También me gustó saber que la autora publica bajo seudónimo, pues ella también trabaja en una oficina y no quiere desvelar tanto sobre si misma. En la solapa del libro no va mucho más allá: madre (ahora) soltera, que pasa el mayor tiempo posible con su hijo. "Cuando vuelvo a casa por la tarde, ordeno un poco, cocino cualquier cosa, meto los platos sucios en el lavavajillas y después hago los deberes con mi hijo. Cuando hemos terminado enciendo el ordenador. ¿A dónde voy a ir a las once de la noche en Milán? ¿Y el niño? ¿Lo dejo solo? Por supuesto que no. Ya está. No tengo nada más que decir”
Esta historia además de mezclar los dos géneros anteriormente mencionados, se atreve con una crítica al estado del empleo, comenzando cuando Francesca, la protagonista, admite que a pesar de odiar su trabajo no puede arriesgarse a dejarlo pues hoy en día tener un contrato indefinido no es baladí; ¿resulta familiar?
Todo comienza cuando su anodino día a día se ve interrumpido al entrar al baño de la oficina para lavarse los dientes tras su hora de la comida, y observa como aparecen tras la puerta del retrete los pies de su compañera Marinella Sereni. Y si, es un shock encontrar un cadáver, es una enorme sensación de inseguridad saber que han asesinado a tu compañera de escritorio... Pero Francesca no puede decir que vaya a echarla de menos; era una empleada de esas que más que ayudar entorpecen, una mujer acomodada en su puesto sin aspiraciones ni posibles de ascender y que se pasa el día jugando al solitario en su ordenador. No es que se alegre de su muerte pero...
Tras la lectura de este libro tengo sentimientos enfrentados, pues aunque me han gustado algunos puntos, otros han acabado por restar a la valoración final. Como puntos negativos: En primer lugar, los personajes, en general, son poco -por no decir nada- creíbles. No sé si la autora pretendía hacer una caricatura llevada al extremo, pero desde los padres de la protagonista, a Michelle, el compañero de Francesca, pasando por el resto de trabajadores de su sección y terminando por la amiga insufrible de la madre de la protagonista, son todos ellos como traídos de otro planeta. Por otra parte, aunque la historia pueda ser entretenida en lo que se refiere a los hechos, se han dedicado demasiadas páginas a la reivindicación laboral y los asuntos del sindicato en detrimento del transcurso de la investigación. Teniendo en cuenta que se vende como una historia que gira en torno a un asesinato, debería ser este el hecho central en el que se profundiza en mayor medida.
Como punto positivo, se trata de una historia ligera, perfecta para esta época o como lectura para desconectar, que tiene un ritmo muy ágil y que en ocasiones hará reir al lector ante ciertos comentarios. Lo que si debe quedar claro, pues para mi opinión este libro no se está publicitando como se debería, es que no se trata de un thriller intrigante o una novela negra policíaca propiamente dicha. Dicho esto, y sabiendo ante qué nos encontramos, si decidís acompañaros por Francesca durante este verano, espero que disfrutéis de su historia.