Estadísticas

La última encuesta de “sigma-dos”, si es que las encuestas sirven para algo, arroja un panorama político complejo en las próximas elecciones municipales: PSOE y Podemos se aproximan como segunda y tercera fuerza políticas, a un punto escaso una de otra, mientras el PP pierde 14 puntos pero seguiría siendo la formación más votada. En todo caso, resulta simple que la alianza entre PSOE con su inmediato seguidor o con los populares, ofrecería una mayoría cómoda para gobernar en caso de tratarse de elecciones generales; la duda surge sobre si el sentido común de la dirección socialista acertaría al apuntar en las coaliciones. Tenemos un ejemplo cercano en Alemania, pero no estoy tan seguro de que la misma lógica sea aplicable a la idiosincrasia nacional, tan tendente a quedarse uno tuerto con tal de que su rival resulte ciego.

Luego se enzarzan en un debate absurdo sobre la modificación de la ley electoral, que le urge al gobierno para poder hacerse con el poder en aquellos municipios en los que la suma de PSOE con IU o Podemos supere los resultados obtenidos por los populares, mintiendo todas las formaciones sobre el verdadero trasfondo de la cuestión, que es la cuota de poder. Nadie, sin embargo, se refiere a las listas abiertas en las que el puesto de concejal se alcance por ser el más votado, independientemente del partido que esté detrás del ciudadano. Las elecciones municipales no se parecen a las generales; en la ciudad mediana o pequeña, en el pueblo, las siglas pierden importancia y la ganan las personas, algo que no sucede a nivel nacional, por desgracia.

Personalmente no me gusta Podemos, veo con recelo al Sr. Iglesias que cubre de buenismo político la hipocresía propia de los profesionales que se dedican a esto y critica a una casta de la que él aspira a formar parte. En Venezuela, en fechas recientes, se trata de imponer cartillas de racionamiento, como en los mejores tiempos del franquismo; si es ese el modelo al que debemos aspirar en España, por buenas que sean las intenciones de D. Pablo y por democrático que resulte el sistema que proponen, prefiero vivir con más medios y menos libertad, qué quieren que les diga. Si eso es un atentado contra la democracia, no lo duden, pinchen el enlace inferior y critiquen cuanto gusten. Tal vez dentro de unos años no podamos hacerlo por el control necesario de los medios de comunicación que se pretenden imponer desde la izquierda totalitaria y renovadora.