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En esta jornada de reflexión previa a cualquier cosa, siendo dentro de una semana el día “D” en el que toca depositar el voto en la urna, no está de más una tímida reflexión sobre las encuestras. Podemos aparece como segunda fuerza en Madrid, con un PP en caída libre pero que aún resulta vencedor por amplio margen. Una eventual coalición con Ciudadanos constituiría, aún en el peor de los escenarios, mayorá absoluta, y parece más lógica que la posible entre Podemos y PSOE que podría perfectamente no alcanzar los 29 concejales necesarios para el gobierno. Creo, no obstante, que del día de hoy hasta el momento que toque decantarse por una u otra formación, se puede pasar el monumental y justificado cabreo que el personal tiene con sus representantes, y eso va en detrimento de los partidos emergentes que sustentaron su fulgurante éxito en el malestar de la “gente” más que en propuestas concretas que solucionen los problemas. Sin regresar al bipartidismo, es fácil que el próximo domingo reine el sentido común de la moderación y el centrismo, respaldando la alternativa de formaciones como Ciudadanos e incluso la agonizante UPyD conformando de este modo un panorama plural libre de redentores iluminados que pretendan silenciar a los medios de comunicación privados porque donde hay dinero se instala sistemáticamente la corrupción.