Revista Cine
La integración del trabajador al trabajo asalariado por el sistema capitalista se tuvo que hacer mediante una institución en apariencia neutra y nueva creada por la burguesía (miembros del antiguo Estado más la nueva burguesía). El Estado moderno fue la herramienta que utilizó la burguesía para implementar la industrialización en las ciudades concentrando y absorbiendo de esta forma la masa de trabajadores que estaba dispersa en poblaciones rurales, las migraciones de las áreas rurales a las ciudades consolidó los tentáculos de poder del Estado para que la burguesía pudiera controlar todos los procesos que se daban en el ámbito político, económico y social, de esta forma con la revolución industrial y posteriormente tecnológica se pudo implementar un nuevo estado social de derecho fiscalizado por una élite incrustada en las instituciones del Estado (ejército, policía, poder judicial, la parte paternal según Bourdieu y la parte maternal, sanidad, educación y servicios sociales) que servía y servirá a la burguesía como clase dominante. El fin del Estado moderno como ente en apariencia público es consolidar el Capitalismo como sistema social y económico, el engaño se hace por partida doble al ser el Estado moderno hijo del Capitalismo y éste heredero de aquel en su versión antigua, las dos caras de una misma moneda que se confunden por el monopolio de la propaganda que ejerce el Poder, es decir, el Estado capitalista.
La sociedad capitalista ha forjado individuos que sirven al capital, el culto al dinero y a la mercancía es la cualidad de los sujetos que se convierten en objetos de intercambio en el Capitalismo por su cantidad en la integración del sistema de dominación que reproducen, consolidan y perpetúan las leyes y normas que dictan sus dirigentes. La percepción del sistema de dominación por parte del individuo y de la sociedad es menor cuando circula más dinero por aquel, (la opulencia y las comodidades anestesian en gran medida los sentidos) haciéndose de esta forma cada vez más fuerte la dependencia del súbdito al sistema de dominación capitalista, esperando una mejora en su nivel de vida material que le proporcione una perspectiva de desarrollo personal y a la vez de sensación de independencia y dignificación (pero no verdaderamente autónoma) dirigida desde el Poder y consensuada por la mayoría de la sociedad. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Tanto Dios (creador) como Satán (destructor) representan las dos caras de una misma moneda que pueden reencarnarse en el individuo en cualquier momento, el Ego es la parte negativa y separada, y el Amor es la parte positiva o conectada con el resto de la humanidad. La Conciencia cósmica es la red que tendría que unir a los individuos, sin embargo, aún no la podemos reconocer o percibir del todo y queda eclipsada por el Ego que través del pensamiento tiende a fragmentar al individuo cada vez más en partes pequeñas por la propaganda que emite y ejerce el Poder como monopolizador de la misma, en tanto que el individuo no se reconozca como tal, es decir, como hombre o mujer, único e indivisible, diferente pero no separado de sus semejantes, no podrá reconocer tampoco la Conciencia cósmica que une a todos los individuos que conforman el colectivo humano. La primera condición para ser libres es rechazar la voluntad de poder, es decir, la de someter, condicionar o dirigir a nuestros semejantes.
La condena de la humanidad es la permanente y constante lucha por la supervivencia.