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Estados Unidos 1929, Argentina 2001, Europa 2013 y un libro de J.K. Galbraith

Publicado el 09 junio 2013 por Poli @FIPoli27
Estados Unidos 1929, Argentina 2001, Europa 2013 y un libro de J.K. Galbraith
Revolviendo en la red, encontré en el arcón de los recuerdos, esta nota, de cuando era Economista Jefe de la Unión Industrial Argentina, y vivíamos esa horrible crisis. 
Me parece que lo que rescatábamos que decía Galbraith sobre la crisis del 29 en Estados Unidos, aplicable según nosotros a lo que pasaba en Argentina en esa época, también lo es para la Europa de hoy. Muchas similitudes. 
Por eso ahí va, para los europeos, el artículo de opinión que publiqué, en coautoría con Miguel Peirano, el 2 de noviembre de 2011, "La historia enseña cómo salir de la crisis".
TRIBUNA ABIERTA

La historia enseña cómo salir de la crisisEl escenario argentino actual repite rasgos de la depresión del 29 en Estados Unidos. Conviene recordar las recetas reactivadoras que funcionaron allí.


FEDERICO POLI y MIGUEL PEIRANO. Economistas jefes de la Unión Industrial Argentina
La depresión es la peor expresión de una economía. Nada es tan difícil de resolver como la salida a una prolongada y profunda recesión de una economía con caídas de precios, salarios y producción que no encuentran ningún nivel que restablezca equilibrios en los mercados.

Argentina comienza esta década asumiendo una realidad incontrastable. La situación en la que nos encontramos es aún peor que la de la década del ''80, que tuvo su expresión más negativa en la hiperinflación.

Los llamados mercados, los organismos internacionales y las cotizaciones de títulos públicos y privados son los últimos en reconocer el fracaso de un esquema de política económica
Ante esta realidad es útil recurrir a la experiencia internacional y al pensamiento de economistas prestigiosos. John K. Galbraith reseña las causas centrales que condujeron a la economía americana a una depresión, que determinó que Estados Unidos perdiera un tercio de su producto entre 1929 y 1933 y que hasta 1941 el valor de producción en dólares siguiera siendo inferior al de 1929. Como se verá, las similitudes con las causas de la actual situación económica argentina son muy relevantes y confirman que existen principios básicos para el funcionamiento de una economía capitalista que no pueden vulnerarse gratuitamente
Galbraith resume en su libro El crac del 29 cinco causas de la depresión:
"La pésima distribución de la renta. El 5% de la población con rentas más altas recibió aproximadamente la tercera parte de toda la renta personal". Así se afectó el nivel de consumo y, por tanto, el crecimiento. 
"La realidad era que la empresa norteamericana de los años veinte había abierto sus hospitalarios brazos a un número excepcionalmente alto de promotores, arribistas, sinvergüenzas, impostores y todas sus supercherías". El empresario, el industrial, el productor agropecuario fue sustituido por especuladores o financistas.
"La pésima estructura bancaria". Un sistema financiero que no funciona adecuadamente lleva a graves perjuicios a la economía, tanto si tiene una política crediticia irresponsable con normas laxas por parte del Banco Central como si la rigidez de las normas, las políticas de altos encajes y un mercado regulado por el Estado absorbiendo fondos termina indefectiblemente dañando la economía.
"La dudosa situación de la balanza de pagos". El saldo comercial de los Estados Unidos era muy bajo y las exportaciones terminaron cayendo estrepitosamente y repercutió gravemente en el sector productivo.
"Los míseros conocimientos económicos de la época". Parece cierto que durante los últimos años veinte y los primeros treinta eran fundamentalmente malos los economistas y perversos los consejeros. "Los honorables consejos económicos de los profesionales cargaron su orientación hacia el tipo de medidas más apropiadas para empeorar las cosas." "Los consejeros económicos del momento consiguieron la unanimidad y autoridad suficientes para forzar a los líderes de ambos partidos a ignorar o desaprobar todas las medidas disponibles capaces de detener la deflación y la depresión. Un triunfo del dogma sobre el pensamiento". "La política económica adoptada no hizo más que empeorar cada vez más las cosas (...) El cabal y responsable consejero urgió la necesidad de equilibrar el presupuesto (...) El presupuesto equilibrado no fue el único corsé que se aplicó a la economía. Hubo espanto de un abandono del patrón oro (...) Hasta 1932 Estados Unidos aumentó formidablemente sus reservas de oro y, a pesar de esto, el país estaba sufriendo la deflación más violenta de la historia". "Lisa y llanamente se desechó la idea de devaluar el dólar, porque esta medida violaba directamente las reglas del patrón oro".
Todas las causas de la depresión americana podrían ser extendidas al actual crac que enfrenta la Argentina. Por este motivo, también el camino de salida de la crisis económica actual pasa necesariamente por revertir los aspectos enunciados, presentes en el crac del 29 y que se repiten en nuestra realidad.
El buen camino
Se deben tomar en cuenta las enseñanzas que nos deja la historia económica mundial. En efecto, para que la economía argentina retome el camino del desarrollo se hace imperioso actuar sobre diversos frentes de manera simultánea: 
Generar una redistribución de ingresos que permita recuperar dinamismo al consumo como factor de crecimiento del nivel de actividad y de las inversiones.
Solucionar la distorsión de precios relativos que deteriora al sector productor de bienes transables (exportaciones y sustitución de importaciones) y que impide generar las divisas suficientes para afrontar nuestras obligaciones externas. Asimismo, se deben reducir los compromisos por pagos de intereses del endeudamiento externo y por remisión de utilidades al exterior.
Revalorizar el empresariado nacional y la vocación de los emprendedores. Ser productor, crear riqueza, expandir las empresas es una tarea que requiere aptitudes específicas que no son justamente patrimonio de especuladores de corto plazo.
Recobrar un sistema financiero que se vincule con la producción y el consumo. Un sistema financiero no puede ser solvente en tanto no le preste al sector productivo. Esta supuesta solvencia se traduce en depresión económica.
Recuperar el sentido común en materia del pensamiento económicopredominante. Es claro que la teoría del piloto automático y del riesgo país, la flexibilización laboral, la baja de salarios, los aumentos de impuestos, la apertura ingenua y la política de responder sumisamente a los supuestos deseos de los mercados, lejos de llevarnos al Primer Mundo nos depositaron en el actual presente. Debemos recobrar la simpleza en las reglas de juego de la economía, proponiéndonos como objetivos de política económica la existencia de rentabilidad para la inversión productiva, con mayor participación del salario en el ingreso nacional y con una integración regional que resguarde intereses estratégicos en empleo y producción nacional.
Podemos ser optimistas. El problema es asumir la gravedad de la crisis y pensar caminos alternativos al actual. Estamos con dificultades porque tomamos caminos equivocados. Sucedió lo inevitable. Así también será si adoptamos las políticas adecuadas para el crecimiento: Argentina recobrará mucho más rápido de lo pensado su nivel de vida, como ya lo hemos logrado décadas atrás. 
Blog del autor del libro de cuentos "Historias fugaces de hombres y mujeres".

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