El rápido progreso que tuvo Estados Unidos luego de su guerra civil lo llevó a tomar una decisión. ¿Debería seguir la senda imperialista como sus pares europeos? Lo cierto es que para 1880 a Estados Unidos sólo le quedaban un par de años antes de adherirse al club de las potencias mundiales. Pero, ¿cuál sería la causa que llevaría a Estados Unidos a esta guerra? Muy fácil, eligió la presa más decadente y débil, España. Para aquel entonces de su época gloriosa del que fue el imperio más grande del mundo, ya no quedaba nada, y sólo le quedaban Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunas islas de Oceanía y en el Golfo de Guinea. Además acababa de terminar sus guerras carlistas y se encontraba débil, mientras que Estados Unidos era una potencia en ascenso.
Guerra de Secesión
El territorio más cercano era la isla de Cuba, y que por cierto los españoles no gobernaban nada bien y tenían ya muchos problemas de levantamiento. De hecho los del Sur secesionistas trataron de anexarla, el presidente Polo de comprarla y Grant quiso intervenir entre cubanos y españoles en una de las tantas riñas. La guerra ya casi había explotado entre ambos países en 1873 a causa de la captura del buque Virginius por los españoles quienes además fusilaron a la tripulación. En Cuba mientras tanto, habían estallado revueltas en 1879, 1883 y 1885 que llamaban la atención de Estados Unidos. En 1895 estalla una nueva revuelta y los cubanos, con serias intensiones de independizarse, buscan armas y voluntarios para la emancipación en el país del norte, cuyo gobierno no se opuso pues le interesaba que la isla se separase de España, ya que estaba forjando sus propios planes, y no era para menos pues los estadounidenses tenían un intercambio comercial de hasta cien millones de dólares anuales y poseían allí 50 millones de dólares en propiedades, que dicho sea de paso los múltiples conflictos entre cubanos y españoles, estaban destruyendo. Estos sucesos fueron concibiendo el pretexto en ambas cámaras del Congreso quienes, ni bien asumió el presidente McKinley, se colocó del lado de los cubanos, mientras España trataba de evitar a toda costa la guerra, consciente de su inferioridad.
Finalmente el gobierno de dicho país cede y el 27 de noviembre de 1897 publica un decreto otorgando autonomía a Cuba y Puerto Rico. Pero Estados Unidos ya había tomado una decisión y el 6 de diciembre de aquel año el presidente MacKinley afirmaba que estaba decidido a intervenir en la isla por la fuerza, Cuba, por supuesto, no aceptó la autonomía pues estaba a merced de otra potencia, y España parecía quedar sola frente al gran gigante.
McKinley, Presidente de Estados Unidos
La guerra con España, el fin del imperio colonial español
El pretexto acaeció cuando un periodico de Nueva York consiguió una carta privada del embajador español quien al parecer no se expresaba muy bien del presidente, y la otra sucedió el 15 de febrero de 1898 el acorazado Maine, fondeado en la bahía de la Habana, voló a causa de unos contenedores de pólvora, muriendo 260 marines. No se sabe hasta la fecha que o quien causó la voladura. Lo que si se sabe es que Estados Unidos no esperó más y ante el auspicio de la prensa con titulares como ¡Recordad el Maine!, el Congreso aprobó la declaratoria de guerra a España en abril de 1898 pese a que las potencias europeas y el propio Papa León XIII trataron de evitarla. La guerra se libró en el mar debido a que eran territorios insulares los que estaban en disputa. La marina estadounidense ya tenía todo preparado.
George Dewey (1837 – 1917)
El comodoro Jorge Dewey tenía ya cinco cruceros en Hong Kong y parte hacia las Filipinas. Los estadounidenses atacaron a los españoles frente a Cavite, cuyos barcos eran muy inferiores en calidad. Los americanos se habían preparado mucho para la guerra y sus maquinarias no eran alcanzadas por los cañones españoles, no perdieron ni un solo barco ni un solo marine, mientras que España tenía 600 bajas y toda su flota destruida. Había sido una batalla de seis buques americanos contra siete españoles. Mientras eso sucedía una flota española de cuatro cruceros y tres destructores cruzaban raudamente el Atlántico hacia las Antillas, y luego de burlar a los americanos anclaron en Santiago de Cuba por falta de carburante. El almirante americano Sampson descubrió su ubicación y les hizo frente. Las siete unidades españolas fueron bloqueadas hasta que el 3 de julio el almirante Cervera recibió la orden de hacer frente a los norteamericanos, era una orden suicida a todas luces pero se cumplió; un por uno los barcos españoles fueron cañoneados y maltratados, murieron 600 marinos españoles, se salvó a 1700 que naufragaron. Entonces España, impotente y reducida, pide la paz. El 16 de julio la ciudad de Santiago y todo el ejército español se rindió. Luego los americanos ocuparon Puerto Rico y el 13 de agosto Manila, capital de las Filipinas. España cedía entonces Cuba, Puerto Rico, las Filipinas y la isla de Guam. Obviamente muchos de estos territorios nada tenían que ver con el conflicto por lo cual Estados Unidos le otorgó a España 20 millones de dólares, el tratado se firmó en París en diciembre de 1898.
El camino del imperialismo
Ahora, de un momento a otro, Estados Unidos contaba con territorios en el Caribe y en Asia. Los políticos, quienes no habían tenido antes la jurisdicción de territorios tan lejanos, no estuvieron seguros de que hacer con aquellos. Pero después de todo era lo que ellos habían buscado. El tema de Cuba era el más controversial pues los habitantes de la isla deseaban una total independencia. En realidad, al declarar la guerra, Estados Unidos había prometido dejarle el gobierno al pueblo cubano, en realidad ni uno ni otro bando sabía qué hacer en un inicio. Así que una pequeña república se organizó por obra del general Leonardo Word (1899-1902).
Luego el ejército emitió la Enmienda Platt a la Ley del Ejército y la Marina de 1901, que consistía en crear una especie de protectorado sobre Cuba, con algunas condiciones, entre ella el derecho de Estados Unidos a intervenir, si ello era necesario para proteger la vida de sus ciudadanos y sus respectivas propiedades. Así se ejerció en 1906, 1912 y 1917, sin embargo cuando las cosas se ponían calientes, las fuerzas norteamericanas se retiraban de la isla.
La enmienda Platt en caricatura.
El hecho es que a todas luces los territorios insertados eran colonias, que volvía a Estados Unidos una potencia imperialista en todo el sentido de la palabra. Esto exaltó los ánimos entre algunos conservadores; la toma de las Filipinas no dejaba de ser controversial, pues además de quedar demasiado lejos, eran territorios casi desconocidos para los americanos. Además claro, estaba aquella consigna entre los políticos más radicales y hasta racistas, de llevar a cabo la civilización a pueblos tan lejanos por la mano del hombre blanco. Pero entre la clase política estadounidense también había antiimperialistas los cuales siempre recalcaban que se había iniciado la guerra contra España para liberar a Cuba como nación americana que era, y no para someterla. En las Filipinas las protestas no se hicieron esperar, y un caudillo nativo de nombre Aguinaldo, se volvió contra los nuevos señores y luego de varias luchas en la selva los rebeldes se rindieron en 1902, declarando que el archipiélago había sido pacificado. Los americanos, desde antes tenían ya una base en el Pacífico, la de Samoa, y colonos y comerciantes de Hawai, habían conseguido durante la guerra contra España, que el Congreso la anexara a los Estados Unidos.
Puerto Rico estaba cerca del país y tenía bastante población blanca, no fue incorporada a la Unión pero si fue conservado como colonia hasta 1952. Entonces las riquezas, las colonias, la expansión, la industrial, los capitalistas, y una población en ascenso habían convertido a Estados Unidos en una potencia iniciado el siglo XX. Dentro del período del presidente McKinley, sin embargo, ocurrirían otros asuntos importantes en cuanto a cuestiones internacionales. Por ejemplo uno de ellos fue la gran conferencia de las potencias en la Haya, Holanda de 1899, que buscó la manera de limitar ejércitos y flotas que a la larga empobrecían a los pueblos. Eran íntegramente asuntos de Europa, pero Estados Unidos estuvo presente debido a que su poderío y su papel en el mundo eran ya indiscutibles. Con esfuerzos de parte de la delegación se creó el tribunal de la Haya, que serviría como arbitraje en cuanto a las diferencias con respecto a las naciones. Y como era de esperarse, Estados Unidos fue el primer país que llevo al tribuna un conflicto a resolver. Aquí entraría a tallar otro suceso que tiene que ver con la China de aquel entonces, la cual estaba casi desmembrada a causa del reparto que los occidentales le dieron con lo que ellos llamaron “esferas de influencia”. Estados Unidos sugirió entonces que se respetara la independencia de China, y por supuesto no era la buena voluntad lo que la impulsaba a hacer esto sino que al no tener estas esferas, sus mercaderes encontraban competidores con ventajas especiales, por lo cual Estados Unidos quería que se tratase a todos los extranjeros por igual, a esto se le llamó política de “puertas abiertas”.
Pero los propios chinos, hartos del dominio extranjero estallaron en protestas contra los occidentales. Surgieron así las sociedades secretas conocidas como boxers, que atacó a varios occidentales a partir de 1900, por ejemplo se mató a un embajador alemán y muchos europeos se vieron obligados a atrincherarse en la embajada británica. Para calmar los ánimos, se envío un ejército internacional, muchos de ellos eran norteamericanos, lo cual hizo que los boxers y sus ánimos se aplacaran. Como China quedó débil, Estados Unidos evitó a toda costa que se repartiera el país, no obstante se exigió a este país tan pobre una gran suma de dinero como compensación por los daños causados. Estados Unidos devolvió parte del dinero cuando lo gastado se compensó, para que este sea utilizado en la educación de estudiantes chinos en universidades norteamericanas. Todos estos acontecimientos insertaron al país en la política internacional y en la escena mundial, además de que unieron al este y oeste, norte y sur, acabando con las viejas heridas que la Guerra de Secesión había dejado.
El Levantamiento de los bóxers, conocido en China como el “Levantamiento Yihétuán”.
El presidente McKinley fue reelegido para un segundo período pero murió en 1901 asesinado. Lo sucedería Teodoro Roosevelt. Desde inicios de este siglo estos presidentes sólo tuvieron que hacer lo que su sentido común les mandaba, pues las cosas estaban servidas en bandeja, el progreso era excelente y el país parecía una gigantesca máquina que parecía andar por sí sola. Estados Unidos parecía haber aprovechado mejor que nadie la Segunda Revolución Industrial, por lo cual los inventos tales como el teléfono, el telégrafo, avión, el cinematógrafo, etc., era sólo el principio de una nueva industria. Los inmigrantes no dejaban de llegar, y ya desde entonces se planteaba el sueño americano para miles de ellos, que veían la posibilidad de cambiar sus vidas en esta tierra de promesas. Los negocios y empresas se fusionaban cada vez más en consorcios, monopolios, haciéndose más poderosos y apuntando a la industria pesada y de los ferrocarriles. Rossevelt se percató que esto podía ser muy peligroso y dictaminó que la Ley Sherman se aplicase estrictamente. La clase obrera era otro aspecto importante. La misma se empezó a organizar mediante sindicatos, ante la fiera oposición de las empresas. El gobierno apoyó las uniones entre sindicatos, pero fue muy astuto al poner freno a los excesos de obreros así como el de los empresarios optando por una parcialidad que beneficiaría a ambas partes y por ende al país. Durante el gobierno de Roosevelt y sus dos sucesores, hubo reformas políticas también, como por ejemplo la modernización de las constituciones de estados, y de la Unión en cuanto al derecho al voto, el cual fue ampliado a todos los ciudadanos, incluidas las mujeres, etc. También se ampliaros leyes sociales para la infancia, de salud pública, del trabajo, entre otros. Por otra parte se mejoraron y conservaron los bosques, se hicieron obras de riego, se aprovechó las zonas desérticas en pastizales, etc. Vale la pena también mencionar el papel en política internacional que jugó este presidente como mediador para poner fin a la guerra ruso-japonesa de 1905; así como el convencer a Francia y Alemania no ir a la guerra por la disputa sobre Marruecos en 1906.
El caso del Canal de Panamá, el imperialismo en curso y en juego
Desde hacía algún tiempo al nuevo gigante industrial le interesaba no sólo el Caribe sino todo América. Estados Unidos sabía que había llegado el momento de imponer su preponderancia sobre el resto de sus hermanos americanos. El caso más simbólico, además del de ir desplazando a los capitales ingleses en la región, fue el de la construcción del Canal de Panamá. En primera instancia, una empresa francesa había intentado abrir en 1878 la obra del canal de Panamá, que uniría el Atlántico y el Pacífico. De este modo se conseguiría un paso más rápido entre ambas costas del continente. El hecho es que hubo una mala administración que llevó la compañía y el plan al fracaso. Esta empresa en quiebra vendió sus derechos a los Estados Unidos para que continuasen con el proyecto por la suma de 40 millones de dólares. En aquella época, la actual Panamá era parte de Colombia, país que si bien en un inicio parecía inclinarse a que Estados Unidos continuase el proyecto luego lo rechazó tajantemente. En Panamá estalló una revolución que fue aprovechada por Roosevelt y su gobierno para apoyar la causa y finalmente se derrocaron las autoridades colombianas y fue reconocida la nueva república en noviembre de 1903 por Estados Unidos firmando un pacto con ella para la construcción del canal.
Franklin D. Roosevelt
Si bien Roosevelt y su gobierno insistieron en que ellos no habían intervenido en la revolución, es obvio que nunca lo admitirían. Con Colombia hubo algunos roces y ya en América del Sur podía sentirse en el ambiente el papel preponderante de los Estados Unidos pues había abusado de poder contra Colombia, algo después se le pagó a este país 25 millones de dólares por los derechos correspondientes sobre su antiguo dominio del canal y el territorio panameño. Ya allí se realizaban incesantes trabajos de ingeniería moderna, de las más grandes del mundo y el continente. Al concluirse, se habían movido montañas, poblados, se construyó un lago nuevo y un canal de profundo cauce unía las aguas del Atlántico y el Pacífico. En la zona también hubo muchos casos de paludismo y fiebre amarilla, previas a los inicios de la construcción. El Dr. Gorgas y el desempeño de su equipo devolvieron el lugar a la normalidad; esto generó también cierta aceptación de los norteamericanos entre el pueblo panameño. Sin embargo pese a la construcción del Canal y las buenas intenciones, Estados Unidos cada vez más y más influía en los asuntos de estado de los países débiles del Caribe, tanto así que algunos afirmaron se había convertido en un lago norteamericano, pues usó la mano dura en Haití y compró las islas Vírgenes a Dinamarca.