En Florida, el gobernador pro-Trump y muy probable pre candidato a la presidencia en 2024, Ron DeSantis (¿por qué los más obtusos nacionalistas son siempre descendientes de aquellos que fueron perseguidos, como irlandeses, italianos, judíos o hispanos? ¿por qué esa necesidad pornográfica de sentirse integrados y aceptados?) no sólo ha firmado leyes contradiciendo otras leyes, aprobando que los estudiantes graben a sus profesores con el propósito de detectar alguna tendencia ideológica (la tendencia de los otros, no la de ellos) sino que, además, se ha prohibido por ley la enseñanza de cualquier revisión de la historia que ponga en evidencia el racismo, la ideología y la práctica esclavista de este país. Es fascismo con esteroides, pero también con una máscara democrática, la misma máscara de siempre. La negativa de discutir algo no es otra cosa que una burda confesión.
Hasta algunos generales del ejército de EE.UU, como el general Mark Milley, han tomado partido por aceptar la revisión, cosa que ha puesto furiosos a los fanáticos “patriotas y nacionalistas” que lo discuten por las Redes sociales, estimulados por años de frustraciones personales y por galones de cerveza. https://twitter.com/majfud/status/1412024568290623488
De esta forma tan elegante, patriótica, heredera de la Confederación esclavista del siglo XIX y de los más sofisticados complots del siglo XX, “La frontera salvaje. 200 años de fanatismo anglosajón en América Latina” queda de facto prohibida en las instituciones de enseñanza (directamente en aquellas de educación bilingüe y, por referencia, en todas las demás), aunque no se la nombre.
Mejor no nombrarla.
https://www.alainet.org/es/articulo/212951