“Estafadoras de Wall Street” me ha decepcionado. Tal vez porque mis expectativas eran muy altas después de haber leído tanta crítica positiva y enterarme de su nominación a los Premios Gotham nada menos que en la categoría de mejor película. Quizá si la hubiese visto ajeno a tales elogios, me habría limitado a pasar el rato con su propuesta, a ratos original y a ratos ágil, jovial y desenfadada. Se trata de una cinta de humor que, por mucho que se publicite insistiendo en que está basada en hechos reales, es obvio que su adaptación ha pasado por el tamiz y el barniz de la estética de Hollywood, así como por la creación de esa atmósfera propia de las comedias americanas tan propensas al exceso de neón y de vulgaridad. Algunas secuencias poseen cierto gancho y se hallan marcadas por un ritmo dinámico y ocurrente, pero no evitan que el conjunto devalúe la gracia hasta el extremo de traducirse en una concatenación de tópicos, por supuesto convenientemente aderezados con abundancia de lujo y sobredosis de connotaciones sexuales. Me sorprenden sobremanera los constantes comentarios que vinculan al film con el denominado “empoderamiento de la mujer” para, acto seguido, afirmar que nos sitúa ante la versión femenina de “Uno de los nuestros”, al más puro estilo de Martin Scorsese. En mi opinión, todo depende de lo que se entienda por “empoderar” a la mujer, aunque dudo que tal concepto encaje con un grupo de bailarinas de striptease que, mientras desarrollan sus coreografías en ropa interior, despluman a millonarios hombres de negocios para después irse de compras. Desde luego, vender “Estafadoras de Wall Street” como una largometraje de protesta para reivindicar la igualdad de género, es una pretensión bastante discutible. Por lo demás, y sin ánimo de menospreciar a su directora Lorene Scafaria, comparar este trabajo con cualquiera de los de Scorsese da la medida de la decadencia cinematográfica de buena parte de los actuales proyectos del mercado anglosajón. Puede que el film supere la media de la gran mayoría de comedias estadounidenses. Le reconozco incluso ciertos destellos positivos. Sin embargo, presenta numerosos defectos asociados a otras muestras del género. Su afán por lucir la etiqueta de “cine con mensaje” sobra, ya que no deja de ser un producto superficial. Exhibe las ventajas de las propuestas desinhibidas, pero la confusión persigue su narración, incapaz de superar su condición de mera propuesta chispeante que pierde fuelle con el paso del tiempo. Cuenta la historia de un grupo de strippers que se unen para estafar a sus clientes, unos ricos magnates de Wall Street. Sin embargo, una periodista comienza a investigar, poniendo en peligro su “negocio”. En el apartado interpretativo, encabeza el reparto Jennifer López, quien parece plantearse este trabajo como si fuera uno de sus videoclips musicales. Salvo cuando se ha colocado a las órdenes de Gregory Nava (“Selena”, “Mi familia”) y de Steven Soderbergh (“Un romance muy peligroso”), el resto de su filmografía debe tacharse de monótona, además de lastrada por su faceta como cantante. Se aprecia cierto esfuerzo por progresar, pero sus avances son mínimos. Le acompañan Constance Wu (“Crazy Rich Asians”), la debutante Mette Towley, la rapera Cardi B. y la actriz Julia Stiles (con títulos interesantes en su haber, como la saga de Jason Bourne, “El lado bueno de las cosas” o “State and Main”). También Mercedes Ruehl, Oscar a la mejor actriz secundaria por “El rey pescador”, interpreta un papel secundario.
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Datos del filmeTítulo original: Hustlers
Año: 2019
Duración: 110 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Lorene Scafaria
Guion: Jessica Pressler, Lorene Scafaria
Fotografía: Todd Banhazl
Reparto: Jennifer Lopez, Constance Wu, Lili Reinhart, Julia Stiles, Cardi B, Mercedes Ruehl