“Estafados”, la grandeza de la novela gráfica

A estas alturas no sé si resulta más sorprendente que “Estafados” (Alex Robinson, Ed Astiberri, 2005) no haya acabado en la gran pantalla, o que haya tenido que leerme dos veces el libro para acabar escribiendo de él. Mi primera lectura se remonta a una tarde 2008, una intensa tarde rodeado de los seis personajes que conforman este estupendo relato coral. La segunda tuvo más tiempo y responde a ratos muertos y pausas entre libros inabarcables sobre la mafia.

He de confesar que “Estafados” fue mi primera aproximación a la novela gráfica, tiene mucho de novela y mucho de gráfica, puede que por ello recibiese en 2006 el Premio Harvey y que en 2005 fuese elegida por Publishers Weekly como una de las mejores novelas gráficas del año. Y fue mi descubrimiento personal de una nueva forma de narrar y contar que rompió las ideas preconcebidas que tenía hacia un género que por entonces consideraba menor.

“Estafados” es el tercer trabajo de Alex Robinson, comparado con el estilo cinematográfico de Robert Alman, y una de sus obras más aplaudidas. En sus páginas se entremezclan seis historias narradas en primera persona sobre otros tantos personajes a los que el autor hace coincidir sutilmente a lo largo del relato para un culmen final emocionante aunque poco sorprendente. Los personajes de Robinson son una estrella de rock en horas bajas, su joven asistenta, un melómano enfermo, una camarera, un falsificador de autógrafos de estrellas del deporte y una chica de pueblo que se escapa de su hogar para conocer a su padre. La profundidad emocional de cada uno de los personajes dota al relato de una fuerza cautivadora que invita a devorar el libro sin mirar el reloj. Carente de mitos y notables lugares comunes, el relato aparece fresco y original, previsible a la par que emocionante y una buena aproximación a un género que vive su edad de oro. Y es que el dibujo de Ray Beam (la estrella de rock de la historia) es uno de los retratos más interesantes que la literatura de ficción ha realizado sobre un músico. Beam es un personaje lleno de tópicos que intenta salir de una crisis creativa tomando decisiones aleatorias que justifica por el inesperado regreso de su inspiración. Un detonante que coincide con la caída en desgracia de uno psicótico seguidor suyo que ve extrañas señales en el devenir de la carrera de Beam.

“Estafados” es un relato sensacional y cautivador que, como decía al comienzo de este texto, bien merece una adaptación cinematográfica que impulse a la industria del cine a buscar nuevas tramas en la novela gráfica en lugar de ofrecernos un verano saturado de aventuras de superhéroes olvidados.

ALFONSO CARDENAL