Revista Educación

Estáis frustrados

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Sí, el título es para enganchar. Porque voy a contarles una historia. Y quiero que presten atención.

En 2008 estalló en el mundo una crisis, fruto de un montón de cosas, cierto, pero principalmente porque un grupete de desgraciados se había dedicado a estafar y engañar al personal con el tema de las hipotecas "subprime". Les ahorro el desarrollo del asunto, pero todos sabemos qué vino a continuación. De vivir una época de bonanza en la que la vida era más o menos digna, pasamos a perder opciones: trabajo, vivienda, estudios, sanidad... Los recortes fueron salvajes. Los gobiernos de España recortaron de donde no debían, mientras las grandes empresas, en su mayoría, seguían teniendo altísimos ingresos y rebajando sueldos. Y venga casos de corrupción y engaños.

No se me pierdan, que me voy a ir por las ramas.

¿Qué se instala en el ánimo de las personas cuando ven truncadas sus expectativas? Una especie de aire enrarecido, mezcla de decepción, cansancio y enfado. Una tremenda frustración.

Si no hacemos el esfuerzo de pararnos a pensar en el origen de esas emociones que se instalan y no se retiran (se me acaba el contrato, estoy en el paro, me echan del piso, no llego a fin de mes, los gastos del cole, mierda, hay que ir al dentista y no me llegan los ahorros, el coche se ha averiado, el vecino pone la música muy alta, he discutido con mi pareja, en la tele NO PARAN DE PELEARSE...)... Si no hacemos el esfuerzo de parar, respirar, y pensar en el origen arraigado de esas emociones, haremos lo fácil: buscar al culpable fuera (que no digo que no lo esté, ojo, pero ahora sigo para que me entiendan).

Es muy fácil echar balones fuera y hacer a los demás (normalmente los más cercanos) responsables de nuestros males. Y es que ya tenemos bastante con lo nuestro como para asumir que sí, la otra persona tal vez tiene una parte de responsabilidad, pero nosotros no somos menos. No por el origen del problema, sino por cómo reaccionamos. Por no evaluar nuestras emociones (esto suena muy newage, lo siento).

Sigo.

La crisis ha hecho que se instale en lo más profundo de nuestro ser una frustración difícil de manejar. No nos da la vida. No da tiempo a pensar, a analizar. Y, cuando en política, en lugar de analizar y evaluar desde los datos, utilizamos las emociones... pues se va todo al garete. Porque son una trampa.

Ojo, no digo que las emociones no sean importantes. Digo que prefiero que me guíe en mis decisiones un estudio como este -"El impacto de la crisis económica sobre el peso al nacer en España"- a que lo haga alguien diciéndome que el concepto de patria está por encima de mis necesidades más básicas o de las de mi vecino, por mucho que mi vecino grite.

Estamos enfadados. Estamos frustrados. Nos quieren hacer creer que la política es algo que no es porque se la están cargando, llenándola de emociones en lugar de datos e información.

No: los menores extranjeros no son el enemigo. No: los inmigrantes que se buscan la vida fuera, como lo hizo mi padre (muy español y mucho español), no son el enemigo. No: nadie tiene derecho a pedirte que vuelvas a meterte en el puto armario. No: en España no es legal comprar bebés y espero que siga siendo así. No, las mujeres no somos el enemigo: nos matan.

Los y las votantes de la extrema derecha no dejan de buscar un enemigo, se sienten amenazados por fantasmas que no son reales, atacan las bases de la Constitución (solo se han leído el artículo 155, pero este parece que no), y están tan enfadados que parece que les va a dar algo en cualquier momento.

Pero los verdaderos enemigos son estos que nos suben el alquiler, influyendo en nuestros gobiernos como les sale de las pelotas. Los enemigos son los que quieren hacernos creer que un nacionalismo es mejor que otro, cuando todos son un fraude. Los enemigos son los que quieren que nos odiemos, porque es más fácil que pararse a pensar y analizar los datos. Los enemigos son los medios de comunicación chabacanos que fomentan el odio. Y, en este caso, nuestras enemigas son las emociones. Porque estamos frustrados. Y parece mentira que no seamos capaces de ver adónde nos ha llevado eso históricamente.

Si han llegado hasta aquí, gracias.


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