“ No reviste ninguna dificultad para el PSOE permitir la investidura sin traicionar a los suyos, le basta con que un grupito de diputados, ese día, ‘haga campana’ al tiempo que los asistentes dan el No a Rajoy que tanto les pone”
Hace dos años, recién estrenado mi blog, avanzaba en un artículo (PDR SNCHZ y la aspirina) las consecuencias que tendría para el PSOE dejar la Secretaría General en sus manos. Terminaba mi artículo con estas palabras: “Pablo Iglesias, líder de Podemos, se frota las manos. Quemaduras de primer grado.”
Como no podía ser de otra forma, era cuestión de tiempo que el PSOE se desangrara y abriera en canal. Lo triste del caso es constatar que, desde el primer momento, se sabía que la crisis que sufrían se había cerrado en falso. Más lo es que hayan regalado a Podemos la primacía de la izquierda. Y más, que en esta crisis pierda el socialismo y también España.
La parte positiva de todo este penoso espectáculo, a cortísimo plazo, es que la investidura de Mariano Rajoy está garantizada. No reviste ninguna dificultad para el PSOE permitir la investidura sin traicionar a los suyos, le basta con que un grupito de diputados, ese día, ‘haga campana’, al tiempo que los asistentes dan el No a Rajoy que tanto les pone. Y todos contentos. Sin embargo, la investidura no garantiza por si misma los graves problemas que debe afrontar el partido popular y que afectan tanto a su propia formación como a España en general.
Al PP, el PSOE le ha regalado tiempo, un tiempo precioso que debe utilizar para regenerarse. Mariano Rajoy debe afrontar su responsabilidad política por los casos de corrupción que salpican a la mayoría de las élites de su partido y a él mismo como máximo responsable del mismo. Por acción, por omisión o por ambos, debe retirarse, a mi parecer, no más allá del primer año de la legislatura.
El partido popular cometerá un grave error -el mismo que cometió el PSOE- si, cegados por la victoria de Núñez Feijóo en Galicia, da por cerrada su crisis. Nada más alejado de la realidad. Hoy, el albatros ha recibido un oxígeno que no esperaba y puede volar. Sin embargo, si se equivoca, volverá a ser torpe y siniestro, como les decía meses atrás (El albatros, ahora es torpe y simiesco).
Hoy, todavía estamos como Pedro por su casa, o sea, jodidos. Y créanme si les aseguro que maldita la gracia me haría acertar de nuevo en mis predicciones. Cuídense.
José SIMÓN GRACIA
Fotografía: La Vanguardia
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