En las últimas semanas el sistema sanitario y los distintos elementos constitutivos de nuestra sociedad en su conjunto, y los individuos que la formamos, nos hemos visto sometidos a un nivel de tensión con pocos precedentes cercanos, al menos en su intensidad. La reacción ante la crisis sanitaria, laboral, económica por la Covid-19 ha sido dispar, con luces y sombras, con comportamientos admirables, criticables o reprensibles.
Todo eso tendrá un análisis pormenorizado y aparecerá en los libros de Historia. En lo personal, cada uno tendrá que sacar sus propias consecuencias y aprendizajes. Y nos planteamos qué ha supuesto en la vida de los profesionales sanitarios. Muchos han estado en primera línea, al borde de la cama del paciente, otros respaldando la labor de aquellos, en logística, laboratorio, farmacia, trasnporte, …
En entradas previas hemos hablado de la implicación en la labor de los fisioterapeutas y en la nuestra personal. Está por ver si eso supondrá cambios en nuestro trabajo cotidiano en las UCI y en otras plantas de hospital, en los tratamientos de los pacientes ambulatorios, en las residencias o en las clínicas de fisioterapia privada.
Lo que sí tenemos claro es que estos más de 50 días desde el inicio de la alteración de nuestra actividad hospitalaria han supuesto un cúmulo de aprendizajes implícitos y explícitos que esperamos sean de provecho para el futuro. Las situaciones novedosas han espoleado ganas de aprender individualmente y como colectivo con multitud de actividades formativas y divulgadoras en línea y a través de las redes sociales. Esas ganas responden a la necesidad adaptativa a un entorno cambiante, pero también a la motivación intrínseca.
Referencias:
María Teresa Sanz Aparicio. Psicología De La Motivación. Editorial Sanz y Torres, S.L. 1ª ed. Madrid (2017)