Revista Coaching

Estamos sedientos

Por Candreu
Estamos sedientosEsta semana compartí un vuelo de Iberia con mi amigo Cristhian Mestre. Estábamos enfrascados en nuestra animada conversación y casi no nos dimos cuenta que un bebé que volaba al otro lado del pasillo en los brazos de su madre, lloraba desconsoladamente. La madre le hacía todo tipo de cosas para que el niño callara, pero sin éxito: lo ponía tumbado, boca arriba, sobre sus hombros, agarrándole la barriga, con el chupete...
Ella nos miró como pidiéndonos disculpas por la molestia. Pero entre Cristhian y yo sumamos 9 niños así que le dijimos que no se preocupara, que estábamos acostumbrados a ello. De pronto, la madre cayó en la cuenta de que igual el pequeño tenía sed. Así que sacó del bolsito un biberón cargado de agua. El niño se lanzó ansioso a la tetina y al poco de haber bebido un poco dormía plácidamente hasta el aterrizaje. El niño tenía sed, pero nadie lo sabía, casi ni él mismo.
Cuando en nuestra vida aparece el punzante malestar que provoca el desengaño, la tristeza, la desilusión... tratamos de buscar las causas de nuestra irritación en la conducta de los que nos rodean. El marido piensa que se enfada por culpa de la mujer, la mujer que lo hace por culpa del marido; los padres por culpa de los hijos, los hijos por culpa de los padres; los jefes por culpa de los empleados, los empleados por culpa de los jefes; todos nos enfadamos por culpa de la crisis, o del gobierno, o de la envidia, o del mal tiempo...
En definitiva, cuando queremos ahondar en las raíces de nuestra falta de felicidad, de nuestro descontento o de nuestra irritación injustificada siempre somos capaces de presentar una larguísima lista de culpables. Sin embargo, no nos preguntamos a nosotros mismos qué es lo que pasa en nuestro interior. ¿Qué estamos haciendo para calmar esa sed? ¿Por qué no asumimos la responsabilidad de buscar nuestro biberón y darle un buen trago?. Quizá porque es más cómodo seguir llorando que enfrentarse a lo que nos cuesta o no nos gusta. Y es que nuestro problema, es la sed.

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