Están locos estos urbanitas

Más o menos es lo que diría Obelix si se enterara que las personas que viven en ciudades tienen un 21% más de riesgo de sufrir ansiedad y un 39% más de padecer trastornos del ánimo. Vamos, que los que vivimos en grandes urbes tenemos más posibilidades de ser mentalmente inestables.
Que tenemos más estrés que los que viven en el campo no es nada nuevo, ni tampoco había que hacer un estudio para llegar a esa conclusión. Igualito es tener que ir a paso marcial por la calle que en el campo. Vale, el trabajo rural es más duro físicamente, pero sí que es cierto que aquí en las ciudades todos vamos con prisas y siempre tenemos presión, que a veces no sabemos ni de dónde llega.
Yo siempre he dicho que con la tontería de la crisis, si veo que la cosa sigue sin funcionar, me voy al campo, me monto un huertito, unas gallinitas y cuatro animalitos más y ale, a vivir día a día. ¿Qué por qué no lo hago? Esto... porque... ¡porque vivo en la ciudad y estoy loca perdía! Tanto que me creo eso de trabajar en lo que a uno le gusta, poder tener un piso y hasta ahorrar. ¿Es de locos o no?
La cuestión es que tenemos aquí otro superinteresante estudio, realizado al otro del charco, claro, que aquí no tenemos para tanto investigar, no nos da la calderilla.
Pero bueno lo importante es que yo os traslado los resultados, esos que seguro no teníais ni idea y no os había dado por pensar nunca y os traigo la solución: irse a vivir al campo. Que no tenéis campo para vivir, pues seguro que hay muchos pueblos abandonados que estarían felices de la vida -las casas también tienen sentimientos... sino mirad las casas encantadas- de okupar... digo... que si no tenéis campo, pues os buscáis la vida -que nadie diga que yo voy por ahí alentando a hacer locuras-.
Y sino, siempre nos queda ir con el embudo encima de la cabeza o usándolo de trompetilla.