Revista Diario
Cada vez que salen noticias como las de ayer, me pregunto si nuestros niños están protegidos, por mucho empeño que pongamos en saber con quién dejamos nuestros hijos cuando no tenemos más remedio. Sí, otra vez salió una noticia por desgracia demasiado frecuente: otra red de pornografía desmantelada. Niños de muy corta edad sometidos a abusos sexuales. ¿Cómo puede ser? No lo entiendo, de verdad, que estemos tan rodeados de depravados, porque son muchos, y seguramente alguno de ellos será nuestro vecino, al que saludamos cada día, o alguien que se nos sienta al lado en el tren, o un compañero de trabajo, o… Y hablo en masculino porque todos los detenidos son hombres, como acostumbra a pasar en estos casos (la mayoría, normalmente); y no entiende de “clases”, porque los detenidos abarcan todo tipo de profesiones bien dispares.La única parte positiva de la noticia es que se ha podido desmantelar gracias a la ayuda ciudadana, y eso me alegra, porque veo que la gente no tiene miedo ni pasa de denunciar estas salvajadas. Ojalá entre todos pudiéramos hacer más para ayudar a que este hecho tan asqueroso de gentuza vil y enferma no volviera a ocurrir. Gentuza que no tiene en cuenta los derechos de los más desprotegidos, que son los niños, que no tiene en cuenta cómo puede repercutir en la vida de estos niños sus depravaciones. Quizás traumas para el resto de sus vidas.Yo no puedo ser políticamente correcta en este asunto. Sé que los temas de la pena de muerte, el ojo por ojo, etc., son muy delicados. No voy a describir qué haría yo con toda esta gentuza, pero sólo puedo decir que, encima, acabaría yo en la cárcel.