Es una frase referencial de la mitología. La griega. Morfeo era el dios griego de los sueños, y de ahí la expresión, que obviamente significa "estar durmiendo", pero con algo más de prosaico, que también podríamos decir "con cierto glamour". Nos obstante, era considerado un dios menor, seguramente porque los sueños nunca han acabado de cuajar como expresión vital a pesar del tiempo que dedica el cerebro a ello. La comprensión de los sueños es algo pendiente para la ciencia. Hasta ahora ésta sólo ha conseguido desencriptar la parte menos interesante que está relacionado con la fisiología, con la forma de cómo se produce. Cierras los ojos, y hala, a soñar. Hasta ahora también se considera que sirve como desconexión cerebral. Otra obviedad, sin duda. Freud en su "Interpretación de los Sueños" fue más imaginativo. Hay ciento de libros al respecto y muy buenos, pero me gusta Freud, porque con él aprendí mucho del sexo y de los traumas que conllevan. ¿Y qué me dicen de los sueños premonitorios? Que los hay. ¿Esto, a dónde nos lleva al respecto de la definición científica? Por eso era un dios menor, porque era incomprensible como influencia vital más allá de lo exotérico que tiene todo lo onírico. Los sueños encarnan esa necesidad del ser humano de desinhibirse del Mundo que nos rodea con tanta realidad. Para algunos, los sueños sólo son sueños, pero hasta que se demuestre lo contrario de una forma fehaciente, los sueños son más que sueños, y tal vez por eso se merecía tener una deidad, porque encierra un misterio que se remonta hasta nuestros ancestros. Estar entre los brazos de Morfeo extiende su significado hacia la fantasía y la ensoñación como expresión poética. Quién nos dice que los sueños no son el camino hacia la comunicación con los dioses, si existieran o existiesen. Aunque estuvieran en nuestra conciencia. En tal caso sería el camino hacia nosotros mismos. O a dios, si tomamos una forma monoteísta. Pero a pesar de cualquier causa, prefiero la visión de Freud, o Jung, o la propia de la filosofía zen y sus variedades. Por soñar que no quede.