Estamos viviendo
momentos, que la mayoría de nosotros no habíamos conocido antes, como mínimo
deberíamos de recurrir a la época del final de la guerra civil Española, donde
acabada en el 1939 del siglo pasado, nuestros padres, o abuelos, tuvieron que
afrontar años de hambruna, miseria, denigración, humillaciones, y demás
calamidades. Yo nací en el 1957 y recuerdo que hasta mínimo el 1967, nuestros
padres lo pasaron generalmente mal. Lograron crear una nueva sociedad, trabajando
mucho, duro y con actitud segura de superación, sacrificio y
visión de largo plazo.
Vivimos
realmente actualmente dos realidades, por un lado los que afortunadamente tenemos
empleo y a pesar de grandes incertidumbres, podemos mantener un mínimo de
estatus y por otro lado más de un 20% de la población, que o bien percibe algún
tipo de ayuda del sistema de protección o se debe de buscar la vida con ayuda
de la familia.
Afortunadamente
en nuestro país la familia, se ha
convertido en uno de los grandes círculos de auxilio, hijos que vuelven a casa
de sus padres, abuelos que ayudan económicamente con lo poco que tienen, hermanos
que se apoyan mutuamente, pero en definitiva un sistema solidario que hace que
un país que tiene casi 5 millones de parados, algunos millones ya sin ningún tipo
de protección, no estemos en estado de mayor delincuencia.
Fue William
James profesor de Harvard quien dijo a finales
del siglo XIX que todo lo que la
mente humana es capaz de creer e imaginar se puede lograr, todo lo que
tenemos, poseemos y hemos creado es fruto de la imaginación, pensamiento y perseverancia
para su logro.
Toca pues a
cada uno de nosotros que somos líderes por ejercer
influencia en otros colaboradores que dependen de nosotros, mantener una
actitud positiva de búsqueda de salida
del túnel, de mejora de la actualidad,
de un futuro mejor.
Somos lo que
pensamos, si no pensamos así, no lograremos
cambiar el rumbo de nuestras organizaciones, y o nos rodeamos de
pensamientos de mejora, de ideas de crecimiento, alejamos a los tóxicos de
nuestro alrededor o por el bien común y propio
debiéramos de dimitir.
¿Estas dispuesto a dimitir de tu
función? O estás
dispuesto a liderar, aprender,
dejarte ayudar si es necesario, y luchar para sentirte profesionalmente y
personalmente protagonista de la mejora
de tu organización.
En nuestra empresa, a menudo mantenemos contacto con Organizaciones que lo tienen muy claro y enfocan su estrategia a avanzar, innovar, formarse mejor, en definitiva hacer más de lo que hacían o de diferente forma y otras que se escudan en que la situación no es la propicia y entran en estado de inercia, decadencia, para acabar muchas de ellas cerrándose. La situación efectivamente no solo depende de tu organización, o departamento, pero si no tomamos acción en nuestro pequeño ámbito, el conjunto de organizaciones, sociedad, país, se resiente. Todos tenemos nuestra parcela de responsabilidad. ¿Estás dispuesto a ejercerla?
¡Puedes! ¡Debes! ¡Hazlo¡
