Por Daniel Colombo
Todos los días, por mi trabajo, escucho la letanía de líderes de empresas acerca de la falta de responsabilidad, compromiso o involucramiento de algunas personas de sus equipos. El asunto es que quizás no se conocen bien las distinciones entre estos tres conceptos, parecidos, y, a la vez, diferentes.
Si bien se los suele usar como sinónimos, la realidad es que no tienen mucho que ver entre sí, y los resultados son muy diferentes dependiendo de dónde se ponga el acento.
¿Involucrado o comprometido? Estas son las diferencias
Responsabilidad
En primer lugar, la responsabilidad es la obligación de cumplir con los deberes y las tareas asignadas, asumiendo las consecuencias de nuestras acciones. Implica ser consciente de nuestras responsabilidades y actuar de manera ética y diligente para cumplirlas.
En el coaching solemos utilizar una definición sencilla: la "responsa-habilidad" es la habilidad para responder ante lo que sucede y asumir las consecuencias de nuestras decisiones y acciones.
Componentes que se involucran
El factor de actitud personal, y el autoliderazgo para obtener los resultados.
Para ilustrar, imaginemos que un colaborador de la empresa es asignado a un proyecto que no le gusta o con el cual no tiene una conexión personal. A pesar de esto, el empleado reconoce su responsabilidad de cumplir con su trabajo y entregar el proyecto a tiempo. Asume la responsabilidad de investigar, aprender y adquirir los conocimientos necesarios para llevar a cabo el proyecto de manera efectiva.
Aunque no tenga una afinidad personal con el tema del proyecto, muestra responsabilidad al poner el cumplimiento de sus deberes y la calidad del trabajo por encima de sus preferencias personales.
Compromiso
El compromiso implica la dedicación y la lealtad hacia una causa, objetivo o persona. Es un vínculo emocional y una promesa de cumplir con lo acordado. Está relacionado con la voluntad de cumplir con los compromisos adquiridos, mantener la palabra y trabajar activamente para alcanzar los objetivos establecidos.
Componentes
Valores personales y profesionales, puestos al servicio de lo que estamos haciendo. Para comprenderlo mejor: una colaboradora se compromete a completar un proyecto a tiempo y lo hace sin importar que no le guste el tema del proyecto o no tenga una conexión personal con el mismo. Se entusiasma, busca aprender, encuentra puntos de satisfacción internos, y, además, siente la influencia del equipo y su líder, y elige trabajar al máximo para lograr lo que se necesita.
Involucramiento
En tanto que el involucramiento se refiere a la participación y comprometida en una actividad, proyecto o situación. Implica estar presente de manera física, mental y emocional, y tomar parte activa en lo que sucede. Estar involucrado implica interesarse, participar y contribuir de manera significativa en lo que se está llevando a cabo. Es "hacerse carne" de las situaciones.
Componentes
Emocionales, profundos y de raíz. Ejemplo: La persona se involucra en un proyecto porque siente una conexión personal con el tema del proyecto y cree que su trabajo puede hacer una diferencia significativa en la empresa. Inclusive, puede encontrar un propósito mayor, por caso, el impacto que tendrá su acción en el corto, mediano y largo plazo, no sólo donde trabaja sino en la comunidad.
Entonces, no solo cumple con la tarea asignada, sino que también aporta nuevas ideas y soluciones creativas para mejorar el proyecto. Da su milla extra, y agrega valor.
5 ideas para elevar la responsabilidad, el compromiso e involucramiento
La responsabilidad, el compromiso y el involucramiento se desarrollan; de allí que parte del trabajo de líderes es justamente promoverlos e incentivarlos, aún en las personas que no tienen predisposición. En esos casos, quizás con una buena dosis de responsabilidad sería aceptable; partiendo de la idea de que lo ideal es llegar a una combinación de los tres factores.
Aquí tienes cinco tips que te pueden ayudar a liderar este proceso:
1. Establece metas claras
Para que el equipo se meta con todo con una tarea o proyecto, es importante tener un norte que sea superador. Por ejemplo, la comunicación en tiempo real, el recordatorio del propósito y el seguimiento, son aspectos esenciales para darle valor a los objetivos que se persiguen.
2. Reconoce y recompensa el esfuerzo
En los equipos es muy relevante reforzar permanentemente la retroalimentación y, en ciertos casos, las recompensas. El llamado "salario emocional" -lo que no es retributivo en dinero- es un aliciente sumamente estratégico para fomentar un mayor esfuerzo. Palabras de apoyo, un mensaje de felicitación, un saludo cálido y una celebración con tu gente, marcan la diferencia. Sin dejar de considerar para ciertos momentos las recompensas financieras, como un bono o aumento de salario: también son motivantes.
3. Fomenta un ambiente de trabajo positivo
Hay varios estudios a nivel mundial donde resultó que los colaboradores que se sienten valorados y respetados en el trabajo son más propensos a sentirse comprometidos. Para implementarlo, puedes desarrollar tu capacidad de escucha, para lo que recomiendo hacerlo el 80% del tiempo, y hablar el otro 20%. Tener rituales, estar presente con las fechas especiales de los miembros del equipo y permitir que se visualicen los logros -no queriendo llevar como líderes todos los laureles- son parte del clima positivo.
4. Abre oportunidades para la creatividad y la innovación
El efecto psicológico conocido como techo de cristal es lo que termina derrumbando a las personas. Si sienten que tienen un límite y no pueden ver más allá, la misión de cada líder es crear esa visión compartida, y demostrarla con hechos. Para ejecutarlo, puedes dar la oportunidad de aportar nuevas ideas y soluciones, participar en algún proyecto especial, e incluso combinar talentos para que todos aprendan mutuamente. No sólo mejorará el desempeño, sino que se relacionarán de otra forma más personal y comprometida entre colegas.
5. Conecta los intereses individuales con la misión de la empresa
Es una realidad de que las personas se sienten mejor cuando se identifican con un propósito significativo. Ese "para qué" es lo que da sentido y orienta el rumbo en común.
Por ejemplo, cuando delegas una responsabilidad es fundamental explicar el propósito de esa tarea o proyecto; de esta forma, la persona lo puede asumir con mayor responsabilidad y entrega, mucho más que si, simplemente, le dices lo que tiene que hacer.
Mi maestro y mentor John Maxwell, considerado el referente numero uno del liderazgo mundial, tiene una frase que grafica esta situación: "Muchos comunican, pocos conectan."
El desafío es ser de los pocos, los que generan vínculos genuinos y auténticos, que expanden las posibilidades, y aumentan la habilidad para responder ante lo que sucede, el compromiso y el involucramiento. Y entonces sí: tendrás un equipo imparable.
Fuente: https://emprendedor.com/estas-involucrado-solo-comprometido-o-eres-responsable/