Observando los comportamientos de nuestros jóvenes a uno le surge la pregunta de si estamos haciendo las cosas bien.
Personalmente, soy de la opinión de que cada vez vamos perdiendo más en valores y en comportamientos cívicos y pondré unos cuantos ejemplos para que se entienda.
Hace 10 ó 15 años, suspendía un niño unas cuantas asignaturas y les tocaba a los padres ir a hablar con el tutor y dialogando, veían que su hijo tendría que estudiar y esforzarse más y pondrían empeño por ayudarle y estar más al tanto de la metodología usada por su hijo en casa.
Hoy, suspende un niño unas cuantas asignaturas y los padres piden cita con el tutor para increpar y exigir responsabilidades a los profesores porque dicen que su niño suspende porque le tienen manía o porque no le enseñan bien.
En la actualidad, los padres son mucho peor que sus hijos y al ver a los progenitores, uno entiende muchas cosas de su comportamiento y bajo rendimiento escolar.
Por supuesto, tengo que aclarar que no es mi intención generalizar y no pretendo meter a todos en el mismo saco. Lo que si que es alarmante es que este tipo de comportamiento está creciendo más generalizadamente de lo que debería.
En España vamos de un extremo a otro: antes, el profesor siempre tenía la razón y el alumno la culpa; ahora es todo lo contrario. No es ni una cosa ni otra y debemos razonarlo.
Para empezar, determinados comportamientos son reprochables de todo el mundo independientemente de que sean vuestros hijos y así se lo debéis hacer ver. Si vuestro hijo insulta o agrede a un compañero y vosotros le dais una palmadita en la espalda, no hacéis más que agravar el problema porque no reeducáis esa conducta de forma adecuada sino que la incentiváis. Y siendo sarcástico, aun pensaréis que la culpa fue del chico agredido por dejarse pegar…… está claro que si pensáis así tenéis un grave problema de comportamiento y valores que no es normal.
Cuando uno suspende una asignatura, en la gran mayoría de los casos, salvo contadas excepciones que siempre las hay, suele ser porque ese alumno no lleva los conocimientos a un nivel óptimo para demostrar que tiene suficiente soltura en esa materia y demostrarlo. Así que no se soluciona con bajar el listón y dejar que los alumnos pasen con determinadas asignaturas pendientes al siguiente curso porque esto es un parche y no se ataja sobre el verdadero problema.
También la metodología usada por algunos profesores deja mucho que desear y se limitan a recitar la asignatura sin pararse a analizar si lo van comprendiendo el grupo heterogéneo de alumnos que tiene y ver cómo puede ayudarles dentro de sus posibilidades para que asimilen y avancen en colaboración estrecha con su entorno familiar.
La sobreprotección actual que reciben los menores y adolescentes no es buena porque los hace más dependientes y vulnerables. Debéis dejarles claro a vuestros hijos lo que está bien y lo que está mal sin olvidaros de estar al tanto de la vida de vuestros hijos conversando habitualmente con ellos y conociendo a su entorno de amigos cercanos para prevenir males evitables.
La educación de vuestros hijos también es responsabilidad vuestra y a todos al acabar nuestra jornada laboral nos apetece desconectar de todo y de todos, sin embargo, vuestros hijos requieren vuestra atención porque sino se cerrarán en banda porque les habéis ignorado. No es cuestión de darles todos los caprichos como recompensa sino de prestarles atención y sentir que os tienen para lo que precisen.
No olvidemos que los hijos son vivo reflejo de sus padres, por lo general. Repiten expresiones, actitudes, formas de pensar… La educación empieza en casa.
Cuando un hijo tiene un problema y no tiene la suficiente confianza para contárselo a sus padres ¿de quién es el problema?
Sólo pienso que debemos reflexionar y trabajar en recuperar valores como el respeto, la sinceridad, la comunicación, la educación, el saber estar, etc. que se van perdiendo día a día más. No hace falta irse muy lejos para comprobar que esto no funciona y sino fíjate en el transporte publico, en el supermercado, etc.
Quizás el problema parta también de la excesiva tolerancia y pasividad de todos nosotros a la hora de ver cómo se van tolerando este tipo de cambios no justificables que hace que todos los adquiramos. ¿A cuántas personas de vuestro entorno laboral conocéis que os dicen buenos días por la mañana? Y esto es trasladable a muchas situaciones.
Un simple buenos días al entrar en una tienda o subirse al autobús, no cuesta nada, pero estamos en crisis y ahorramos en palabras. Tampoco cuesta nada ayudar a una persona mayor o necesitada. En el trabajo, nuestro mundo es intocable y la crítica a nuestros compañeros es constante… y punzante, pero… ¿Necesaria? ¿Saludable para la unidad de la empresa? ¿Quién es peor, el que hace mal las cosas o el que es consciente que el otro comete errores pero no hace nada para que lo solvente?
Nos hemos convertido en una sociedad individualista, donde sólo nosotros tenemos la razón indiscutible.
¿Qué opinas de los actuales valores que priman en la sociedad?