Texto original escrito por Ana. Sígueme en Twitter.
Foto: The New York Times
Hace un par de años le detectaron a una de mis cuñadas insuficiencia renal. En ese momento sus riñones estaban funcionando a un 40% de su capacidad. Para el día de hoy solamente a un 23%. Un trasplante es inminente, tarde o temprano.
Afortunadamente mi cuñada ha cuidado su salud desde hace muchos años, por lo tanto, es una mujer con un cuerpo sano y un sistema inmunológico fuerte. Lo mejor de todo es que tiene una gran actitud ante la vida.
Este caso, nos ha llevado a reflexionar como familia sobre la importancia de prepararnos, ahora que estamos sanos, para una posible enfermedad.
Se debe estar preparado mental y emocionalmente, pero también económicamente. Todos deberían tener un seguro de gastos médicos ya sea el que otorga el trabajo (IMSS/ISSTE) o uno contratado particularmente con una aseguradora, o ambos. Además, idealmente se debería de contar con una cuenta de ahorros para casos de emergencia. Una enfermedad crónica o una operación implican hospitalización, honorarios, tratamientos y medicamentos, algunos de ellos de por vida.
Otro punto que se debe abordar es la importancia de dejar en orden papeles y testamento. Suena trágico, pero desagradecidamente la muerte es una posibilidad.
En esta misma línea es importante hablar sobre qué sucedería si el paciente cae en coma o cómo desea que se disponga de su cuerpo una vez fallecido, por ejemplo, si está dispuesto a donar órganos, si quiere entierro o cremación.
Por último, como el caso de mi cuñada se origina en una predisposición genética, también es muy importante conocer la historia clínica de la familia, para ello puedes elaborar un árbol genealógico de las enfermedades.
¿Qué tan preparado para afrontar una enfermedad así estás?