Ayer en El Mundo. El tal Augusto, que se marca una tribuna sonrojante sobre la luna de miel entre la dictadura china y el corrupto régimen ruso. Un tipo que es capaz de escribir más de mil palabras sobre el tema sin hacer ni una sola referencia a la situación de los derechos humanos y las minorías en ambos países.
Aunque lo más lamentable de todo es el final: dejémonos de bobadas occidentales y entreguémonos al despotismo asiático con alegría..