Este jueves se conmemora el Día Internacional del Abrazo, una festividad originalmente promovida y puesta en práctica en EEUU porKevin Zaborney, quien quiso remediar las pocas muestras de afecto que se practican en público, e incluso entre familias. Sin embargo, este año los abrazos tendran que esperar por el coronavirus y el distanciamiento social.
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La primera vez que se realizó esta iniciativa, fue el 21 de enero de 1986 en Michigan, y a raíz de lo agradable y humano del evento, se popularizó rápidamente en los Estados Unidos, gracias a que fue tomado e incluido en el Calendario de Eventos Chase, una publicación que registraba y ofrecía información sobre todas las festividades locales del año.
Debido a la pandemia, abrazar a pesar de que sigue siendo un acto instintivo y emocional, está siendo lamentablemente reprimido. Casi que se le huye, a pesar de necesitarlo, en especial cuando se trata de compartirlo con personas que no conviven con nosotros. El covid logró reducirlo y limitarlo. Nos queda la esperanza de que pronto volverá a cobrar vida y expresión.
¿Cuántos abrazos?
Requerimos de 4 a 12 abrazos diarios para ser felices, dice el movimiento Free Hugs (Abrazos Gratis), cuyos integrantes salieron a las calles del mundo desde 2004 a ofrecer abrazos gratis para compartir salud, bienestar, armonía y plenitud.
Pero según dicen los especialistas, una persona necesita diariamente 14 abrazos. Abrazar, reiteran, cubre nuestras necesidades afectivas: Quienes no muestran afecto, sufren de algo que en psicología se conoce como “hambre de piel” y no es más que la necesidad de contacto humano.
Para qué sirve un abrazo
Un abrazo llega más rápido al sistema nervioso que las palabras, señalan especialistas. Esto se debe a que las sensaciones corporales se transmiten mucho más rápido en el cuerpo, es más directo. Un abrazo es un tipo de contacto físico y afectivo entre personas, que, a pesar de todo, pocas veces se ofrece o se recibe, si no se siente de verdad.
Entre sus principales aportes están los siguientes: Estimula la autoestima, pues quien es abrazado se siente querido y apoyado. Se ha comprobado que el abrazo disminuye los miedos e incrementa la confianza en sí mismo y en los demás.
Aportan seguridad, pues somos muy frágiles por naturaleza, en especial los bebés. Los abrazos nos ayudan a sentirnos seguros y confiados. Igualmente, un abrazo es placentero, ya que cuando abrazamos o nos abrazan, nuestro cerebro segrega dopamina y la serotonina, llamadas “hormonas de felicidad”, que reducen el estrés y juntas nos dan tranquilidad y sosiego.
Cada abrazo nos ayuda a centrarnos y mantenernos felices y funcionales cada día, es decir, nos mantiene disponibles y activos. Es también la mejor cura para la timidez, dado que facilita la apertura de confianza, y ser más abiertos, espontáneos y seguros de sí mismos.
A pesar de los beneficios y de la necesidad de los abrazos, tampoco es para abrazar a todo el mundo y “masivamente”, según estudios de sicología clínica. Abrazar tiene sus momentos adecuados, y no en todas partes, pues corremos el riesgo de incomodar, pues existen personas que no son muy dadas a los abrazos. Lo recomendable es que respetemos a las personas, que no sientan que se invade su espacio.
También las palabras abrazan así que envía mensajes de cariño a través de las redes, a quienes desees abrazar este día.
Con información de La Nación