Revista Cultura y Ocio
Este jueves nos dirige Ceci desde su blog Notas desde el fondo de mi placard y nos pide que escribamos sobre el Amazonas. Para leer todos los relatos participantes pinchad en el enlace.
Anoche soñé que iba al Amazonas. Parece que se me ocurrió de repente y sin venir a cuento, como suelen ocurrir las cosas en los sueños. El caso es que estaba aburrida en casa, tumbada en el sofá viendo pasar unos nubarrones oscuros por la ventana, impulsados por un fuerte y ruidoso viento, y la idea se metió en mi cabeza. Sin más, cogí una botellita de agua de la nevera, me puse en el alféizar de la ventana y desde allí alcé el vuelo estirando mis piernas, como si fuera una grulla que decide emigrar a un sitio más cálido. No tardé mucho, o al menos en el sueño tardé lo que dura un suspiro profundo. Cuando me quise dar cuenta estaba en el Amazonas, pero no en el río sino en lo que se supone que era la selva tropical más grande del planeta, solo que no era una selva. Era un desierto de arena negra, muy negra, como si estuviera quemada,y el sol no se veía porque estaba cubierto por una nube espesa y también muy negra. Esta mañana me desperté con la botella de agua apretada muy fuerte entre mis brazos y con un nudo de angustia en el estómago. Le he contado el sueño a mamá y me ha dicho que esté tranquila, que solo ha sido un sueño y que eso nunca pasará porque para eso están las personas mayores que dirigen el mundo y que no permitirán que ocurra.No sé por qué, pero esa sensación tan mala del estómago se resiste a abandonarme.