En este mes de febrero, mes del amor, en Diseños por el mundo, nos hemos marchado hasta Francia.
Aunque sea un tópico, creo que si le preguntases a cualquier persona de cualquier lugar por la ciudad más romántica del mundo, sin duda la gran mayoría diría París. ¿Y por qué? Pues la verdad es que no lo sé.
Chica inspirada en una foto de Pinterest La capital de Francia tiene fama de romántica y no hay mejor combinación para demostrarlo que un corazón y la torre Eiffel al fondo.
Por supuesto, no me cabe la menor duda de que es algo totalmente personal e impuesto por la sociedad en que vivimos y, aunque no la he visitado (tengo pendientes unos cuantos viajes por el mundo) estoy segura de que hay muchas ciudades en el mundo que pueden ser tan románticas e incluso más que ella. Y, sin embargo, vuelvo a reiterar que si me preguntarán a mí por la ciudad más romántica del mundo diría París.
Fotos via: Pinterest
Pero, en mi sentido romántico, metemos también algo del gusto por lo añejo, lo vejuno, arte antiguo allá donde mirases de edificios con una gran gloria pasada y no menos presente: el Louvre, Nôtre Dame, Versailles, el Arco del Triunfo...
Fotos via Pinterest
Todos ellos nos remontan a épocas antiguas y a historias románticas de obras emblemáticas como Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas o Nuestra Señora de París de Víctor Hugo (la famosa historia del jorobado y la gitana). Es todo ese ambiente histórico que rodea a la ciudad lo que la hace tan atrayente. Por supuesto, el cine también ha colaborado con esa visión y hasta una simple historia de una ratita que quiere ser chef y un chico que se enamora ocurren allí. Y es que también Francia es conocida por su gastronomía, de la cual os dejo grandes ejemplos como son estos macarons de merengue francés de frambuesa con crema de frambuesas:
estos croissants caseros
y estas Calissons d'Aix,
Un gran descubrimiento para mí y que merece la pena hacer porque están buenísimas. También me he tomado la libertad de hacer este Bouef Bourguignon, adaptación de la receta de Julia Child y que pondrá un punto salado a mi repaso anterior de la cocina francesa. No podemos olvidarnos de la moda para lo cual es referente mundial. Coco Chanel, Christian Dior, Jean-Paul Gaultier, Yves Saint-Laurent, Lacoste, Louboutin, ... y así podríamos seguir nombrando a unos veinte más. Pero, como lo mío es la cocina, aquí os dejo la receta del Boeuf Bourguignon, que como os dije antes, es una adaptación de una receta de Julia Child, chef, escritora y presentadora estadounidense que se encargó de difundir la cocina francesa dentro de los Estados Unidos.
BOEUF BOURGUIGNON
Ingredientes:Para la carne:100 gr. panceta ahumada75 gr. panceta normal1 cda. aceite oliva virgen extra750 gr. carne magra de buey (yo le eché la mitad de filete de buey de Irlanda y la mitad de aguja de ternera)2 zanahorias medianas1 cebolla pequeña1 cdta. sal1/8 cdta. pimienta 2 cdas. harina3 tazas de vino rosado (no tenía vino tinto)2 ó 3 tazas de caldo de carne (no tenía caldo de carne y lo hice con agua, una pastilla de avecren doble caldo y una cdta. de concentrado de carne de buey Bovril)1 cda. concentrado de tomate2 dientes de ajo sin pelar1/2 cdta. tomillo1 hoja de laurel
Para los champiñones:500 gr. champiñones frescos4 cdas. mantequilla2 cdas. aceite de oliva virgen extra
Preparación: Esta receta es muy laboriosa, tiene muchos pasos y mucho tiempo de cocción pero realmente os digo que merece la pena porque tiene un sabor delicioso. Mi pareja, que no es especialmente amigo de los estofados, dijo que la carne tenía un sabor "excelente". Y es verdad, a mí que me encantan los estofados, me ha dejado asombrada por el sabor tan fuerte y a la vez delicado que tiene este plato. Si queréis sorprender a alguien a quien le guste la carne, hacedlo porque quedaréis genial. Además, este guiso mejora con el tiempo, y podéis hacerlo el día antes y estará magnífico. Bueno, sigo con la preparación.
Toda la preparación se puede hacer en una misma cazuela si te sirve tanto para horno como para la cocina. Yo la hice en dos porque las mías no servían.De la carne:
- Quitamos la corteza de la panceta. Cortamos la panceta en palitos de unos 5 mm de ancho por 4 cm de largo. (Yo no utilicé la corteza pero lo podéis hacer si queréis). Escaldamos la panceta (y la corteza si la utilizáis) durante 10 minutos en 1 1/2 l. de agua. Escurrimos y secamos con papel absorbente.
- Precalentamos el horno a 230ºC.
- En una sartén grande, echamos el aceite y salteamos la panceta a fuego moderado durante unos 3 minutos para que se dore un poco. La retiramos con una espumadera o cucharón perforado para que la grasa se quede en la sartén y reservamos. Apartamos la sartén del fuego.
- Cortamos la carne magra en dados grandecitos y la secamos con papel de cocina..
- Volvemos a poner la sartén en el fuego, calentando la grasa de la panceta y cuando empiece a humear, echamos la carne en varias tandas.
- Salteamos la carne hasta que esté bien dorada por todos los lados. Reservamos junto a la panceta.
- En la misma grasa, salteamos las zanahorias y la cebolla. Las zanahorias las corté en rodajas no muy grandes y la cebolla en trozos grandes para que al que no le gustase, la pudiese quitar.
- Quitamos la grasa del salteado con un papel de cocina y ponemos de nuevo en la sartén la carne y la panceta y le añadimos las zanahorias y la cebolla.
- Salpimentamos.
- Espolvoreamos con la harina y le damos unas vueltas para que cubra ligeramente toda la carne.
- Colocamos la cazuela destapada en la parte media del horno precalentado y la dejamos unos 4 minutos, si estáis usando una sola cazuela. Si hacéis como yo, que utilizáis dos cazuelas, podéis meter la cazuela que vayáis a usar para el horno en el horno para que esté un poco caliente cuando le echemos la carne.
- Sacamos la cazuela del horno y bajamos a 165ºC.
- Vertemos el vino y el caldo suficiente en la sartén para cubrir más o menos la carne. Añadimos el concentrado de tomate, el ajo y las hierbas aromáticas.Llevamos a punto de ebullición en el fuego.
- Pasamos a la cazuela calentita toda la carne y las hortalizas con el caldo y el vino. Tapamos la cazuela y la metemos en la parte inferior del horno precalentado.
- Regulamos la temperatura de forma que el líquido se mantenga al borde de la ebullición durante 2 horas y media o 3. La carne estará hecha cuando pueda pincharse fácilmente con un tenedor.
- Mientras se hace la carne, preparamos los champiñones(1).
- En cuanto la carne esté tierna, pasamos el contenido de la cazuela a un colador o tamiz sobre un cazo. Enjuagamos la cazuela y ponemos de nuevo en ella todo el guiso. Encima le ponemos los champiñones que habremos preparado.
- Ahora, pasamos a desengrasar la salsa que ha quedado en el cazo. Para ello, la dejamos unos 2 minutos a fuego lento y le vamos quitando la grasa que aparezca. Normalmente la grasa aparecerá por los bordes de la sartén y en mi caso fue poca.
- Deben quedar aproximadamente 2 1/2 tazas de salsa con cuerpo suficiente para adherirse ligeramente a una cuchara. (Si al salsa está muy clara, darle unos cuantos hervores más. Si, por el contrario, está demasiado espesa, agregarle unas cucharadas de caldo de carne.
- Rectificar la sazón si hace falta y repartir la salsa por encima de la carne y las hortalizas.
- Ponemos la cazuela en el fuego, tapada, durante unos 2-3 minutos más y le añadimos salsa de vez en cuando.
- Podemos servir en la cazuela o disponer el estofado en una fuente con patatas, fideos o arroz alrededor, todo espolvoreado con perejil. (Yo me salté el perejil y lo puse con unas patatas fritas grandes).
- Limpiamos los champiñones, sin separar el pie del sombrerito y los partimos a la mitad o en cuartos. Secamos bien con un papel de cocina.
- En una sartén grande, ponemos la mantequilla y el aceite a fuego vivo. En cuanto disminuya la espuma de la mantequilla, echamos los champiñones.
- Agitamos la sartén durante 4-5 minutos hasta que los champiñones estén doraditos.
- Apartamos del fuego y reservamos.
Como sabéis, me encanta saber de dónde vienen las cosas y sobre todo los nombres. Parece ser que el nombre de Paris, viene del culto extendido que había por esta zona a la diosa egipcia Isis, y la palabra "Par", que significa "el reciento que rodea a la casa" y que podríamos traducir como "la casa de Isis". Sabéis también ¿por qué se le llama a Paris, la ciudad de las luces? Pues lejos de ideas fantasiosas, como nos dicen en el blog Coucouparisbcn, simplemente porque fue una de las primeras ciudades euriopeas en tener alumbrado público. Este nombre se le otorgó desde que Luis XVI ordenara colocar más de 3.000 linternas en las calles, para disminuir la inseguridad, allá por el siglo XVIII.
Bueno, espero que os haya gustado este viaje por Francia y la cocina francesa y que, como siempre digo, hay que atreverse con todo y cometer errores para saber hacer las cosas bien. ¡Buen provecho!
Bueno, eso es todo por mi parte. Si queréis ver muchas cosas más pinchad aquí y veréis qué sugerencias más bonitas para acercarse a nuestro país vecino y visitarlo.