Y no contiene chistes. Pero te puede cambiar la vida.
La culpa no es de los políticos. Entiendo si piensas que sí, pero te equivocas.
Ni de los comunistas ni de los fascistas.
Ni de que les regales la mitad de tu trabajo, ni de que la mayoría no sean conscientes de ello.
Ni tampoco de que esa mayoría les voten. Entiéndme, quién no sabe cuántos impuestos paga es idiota, pero no es culpa suya.
Ni de la democracia, ni de la partitocracia. Ni de que no hayan dado palo al agua en su vida, ni de que sean unos psicópatas.
Tú piensas que estás harto de todo eso, pero eso no son más que las consecuencias de lo que, sin saberlo, realmente estás harto.
El estado.
En 1919 el economista Max Weber definió al estado como el ente que ostenta el monopolio de la violencia.
Impecable.
En 1985 el historiador Charles Tilly lo vio más claro aún.
El estado es una mafia.
Si no me dejas que te preste mis servicios, te sacudo.
Si existen formas más eficientes de prestar esos servicios nunca lo sabremos, porque… ¿te acuerdas de qué tiene el estado el monopolio?
Cojonduo si eres de los que gestionan…
Sobrevivible si lamer anos por dentro no se te hace cuesta arriba…
Insoportable si tienes cerebro o gónadas.
En la Edad Media el campesino ocultaba la cosecha.
Hace 30 años el dinero se escondía debajo del colchón.
Hoy, te arrodillas y das las gracias si además de robarte lo que produces de aquí a julio, no te dan un garrotazo.
Hace año y pico mi amigo Pepe Diaz me habló de DeFi.
Finanzas descentralizadas.
Bitcoin, ethereum y cosas así pero no para comprar y esperar que suba, sino para invertir de manera similar a cómo lo harías en el entorno tradicional.
Cuando entendí cómo funcionaba eso me di cuenta de que no le podía dedicar mucho tiempo y que por eso quizás nunca le ganara mucho dinero.
Pero también entendí otra cosa.
Lo que ocurre en el DeFi es materialmente incontrolable por el estado.
Pueden poner todas las ganas, todas las leyes y todos los recursos, y aún así es técnicamente imposible de controlar.
Medios y políticos utilizan esta falta de control para meter miedo.
¡No está regulado! (No como las cajas de ahorros y las preferentes, jijiji)
La realidad es que es la clave.
El DeFi es, y estoy convencido de esto que te digo, el fin del concepto de estado como lo conocemos.
No digo el fin del estado y tampoco digo que ocurrirá mañana, pero que el futuro depara una nueva definición para la forma a la que nos organizamos, y que pagar impuestos no va a ser la forma de financiarla, de eso no me cabe la menor duda.
Y quien te diga que el defi tal, o que el bitcoin cual, o no se ha enterado de esto o vive de la mamandurria.
Pero al lío, lo que realmente te interesa está aquí:
Acepto la política de privacidadLa entrada Este post es largo, denso e importante se publicó primero en Luis Monge Malo.