Este post es un poco largo pero merece mucho la pena

Hace años compartía piso con el Javi. El Javi era un descojone. Me contó que estando de crucero conoció a una tía espectacular.

Todo fue como la seda. Demasiado espectacular y demasiado como la seda.

Copa va, copa viene, frotis y refrotis.

El Javi, que hasta entonces había llevado una vida recta e inmaculada, pero que siempre ha sido de entrepierna inquieta, no pudo más, y frotando su índice y pulgar preguntó:

How much?

Lo que pasó a continuación es que se llevó una hostia que le dejó el tímpano en modo alarma durante 24 horas.

Dos lecciones:

• Si lo das todo nada más empezar la gente se creerá que eres lo que no eres. Aunque en realidad lo mismo sí lo eres y tú eres el único que no se había dado cuenta.
• Si alguien te ofrece dinero por algo que estabas dispuesto a hacer gratis, agárralo y no mires atrás.

En tu caso ya sé que cobras, tranquilo. De lo que tengo dudas es de si lo haces bien. De si no te gusta que llegue la parte del how much, y cuando llega te pones a dar explicaciones, o si la otra parte te cuestiona, y cuando ese ocurre tú te pones a enumerar cada puto motivo por el que tu precio es el adecuado.

O lo mismo ni esperas a ese momento. Lo mismo las explicaciones llegan por adelantado, como diciendo, «Hey, que lo valgo», «Hey, que si vienes aquí te voy a tratar muy bien y vas a recibir mucho y te voy a dar muchos mimos, así que lo valgo.»

No sé si haces algo de eso, pero si lo haces es normal que no seas muy caro. Que te confundan por lo que no eres.

Aunque lo mismo eres lo que no quieres ser y eres el único que no se ha dado cuenta.

No sé, es una idea, no me pidas explicaciones.

En la mentoría tengo una lección en formato audio en la que explico cómo defender tu precio sin apenas palabras. Prácticamente con la mirada.

Con la mirada y con una estrategia previa que consigue que quien no tiene no se acerque y quien tiene no discuta.

Que te compren o no molesten.

Pero para que funcione me tienes que cumplir con dos características:

• Ser de entrepierna fría.
• No temer al dinero, desearlo. Pero desearlo de verdad. No de esto que dices que quieres tenerlo y luego llegas a casa y te pones a perder el tiempo con cualquier cosa salvo con ganarlo.

Si esas dos cosas son así, esta lección es para ti y te va a dar una grandísima rentabilidad. Te apuntas ahí primero para tener la información:

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