Y por fín,¡he vuelto!
Y esta vez llena de pensamientos positivos, ¡vengo cargadita señores y señoras!
Hace como un par de semanas he empezado esa nueva etapa en mi vida de la que hablé cuando empecé este blog. Llegó la hora de la independencia, de compartir sonrisas, caras raras y sorpresas de todo tipo. Ha llegado el momento de la convivencia.
Y la verdad que esto no está nada mal...
Es cierto que estoy adelgazando con tanto ajetreo pero eso nunca viene mal ¿no? Hay que sacar de todo algo positivo. Y como decía antes lo veo por todas partes, porque aunque tenga que hacer algunas labores de la casa, lo hago encantada, y esta es la primera vez en mi vida que me pasa algo así.
Esta entrada va dedicada a todas las personas que tienen pareja, y también a quienes desean en su interior ese compañero de camino que tarde o temprano se cruzará con ellos.
Vosotros, que luchais cada día por sobrevivir, en pareja o por separado, que teneis que lidiar con malas caras, pequeñas discusiones (también las que cada uno tiene consigo mismo), ligeros desacuerdos que hacen que el compartir nuestra vida y nuestro tiempo con alguien se vuelva algo insoportable a veces, que a pesar de todo no os reendis y seguis con vuestra particular búsqueda de un compañero, de la felicidad del otro, o de paz y armonía, os doy la enhorabuena.
En 8 años con mi compañero de camino siempre han pesado más las razones para estar juntos que las razones para estar separados, hemos seguido adelante a pesar de todo y no solo eso, hemos dado un paso más. Y como todos sabeis cuando entregamos nuestro corazón a alguien siempre puede haber algo de dolor, pero yo, llegada a este punto, puedo decir que ha merecido la pena y seguirá mereciendo la pena solo por despertarte por la mañana y saber que a tu lado, está un compañero que si le cuidas, caminará contigo para siempre.
Sefuid intentándolo, no tiréis la toalla, yo ya planté mi semilla, y tengo fe en que crezca y se convierta en una maravillosa flor, nunca perdáis la fe.