Recientemente he podido pasar un fin de semana maravilloso recorriendo diferentes pueblos de la provincia de Sevilla, gracias al equipo de Aunahorade.
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Para quienes no sepan qué es el programa Aunahorade, deciros que se trata de un interesante proyecto de la Red Guadalinfo que pretende la promoción y difusión del turismo rural en Andalucía mediante la colaboración con blogueros, periodistas, críticos gastronómicos, etc...
Pues bien, una de las visitas que esperaba con más ganas es la que hicimos al precioso municipio de Estepa, al fin y al cabo soy especialmente goloso y quería conocer de primera mano los secretos del mayor productor nacional de mantecados y polvorones de España.
Para ser sincero, visitar Estepa en los meses de septiembre a diciembre es demasiado peligroso para alguien como yo, puesto que ya desde el mismo momento en que pones un pie en este pueblo, te embriaga un olor a canela, azúcar, almendras y chocolate que invita a devorar dulces navideños. ¡Simplemente irresistible!.
Por supuesto, estos olores proceden de la veintena de fabricas dedicadas a las producción de polvorones y mantecados, fábricas que ya desde septiembre están en plena campaña.
Pero entre esta gama de olores navideños de Estepa, hay uno que merece una atención especial, porque para conseguir un mantecado de primera calidad, se necesita en primer lugar un aceite a su altura, y el Virgen Extra D.O. Estepa sin duda lo es, por ello visitamos una de las almazaras de Oleoestepa.
En concreto visitamos la Sca Nuestra Sra de la Paz dentro del mismo municipio de Estepa. Hasta aquí llegan los tractores cargado con el preciado fruto recién recolectado por los agricultores locales.
¿Saben cuál es el mejor aceite del mundo?, pues el que está en el árbol, a partir de que la aceituna se separa del mismo, comienza a perder propiedades, por ello aquí se intenta exprimir el fruto en menos de 24h desde que se recolecta.
Así que para no perder tiempo, se identifica al agricultor mediante un sistema informático de tarjetas que informa con todo detalle de la procedencia de la aceituna, la variedad, las hectáreas, etc... y se vierte la carga en tolvas en función de su calidad.
Una vez la aceituna está en la tolva, pasa con hoja y todo por unas cintas transportadoras donde soplan esas hojas y se pesa la aceituna para saber el importe a abonar al agricultor.
Como curiosidad os contaré que hace unos años las cintas eran negras, pero el aceite estepeño se exporta a muchos mercados tanto nacionales como internacionales, y el exigente mercado japones detectó restos de sustancias químicas en algunos lotes. Tras varios análisis, resultó que era debido a las cintas negras que transportaban la aceituna, por ello se cambiaron esas cintas a otras blancas mucho más caras pero más ecológicas.
Y es que debéis saber que el Consejo Regulador de la DO de Estepa se enorgullece de la excelente calidad de sus aceite, y para ello, en su reglamento se establecen las mayores exigencias de calidad. Incluido el proceso de cata que, aunque nos sorprenda, está mucho más regulado que del vino.
Lejos quedaron los tiempos donde se amontonaban las aceitunas por varios días en los sucios y húmedos molinos de piedra. Ahora todo se elabora con la última tecnología para conseguir la mayor rapidez y orden, y donde el fruto se exprime y se filtra garantizando la máxima higiene posible.
Durante todo el proceso se usa acero inoxidable, evitando el hierro, y siempre se mantiene una temperatura que nunca sobrepasa los 25-26 grados. Eso sí, sigue siendo un maestro catador quien con su fino paladar determina si un aceite merece la categoría de extra o no. Y si se preguntan cual es la diferencia entre ambos, la respuesta es que el extra es un aceite perfecto y el virgen tiene alguna tara como puede ser humedad, o falta de amargor o picor, un toque avinagrado o cualquier otro defecto que detecten los maestros catadores.
Como se pueden figurar, la producción de extra se ha incrementado enormemente en los últimos años, una vez asentados estos estándares de calidad.
Antes de continuar os daré un par de consejos relacionados con el aceite.
En primer lugar la diferencia para la salud entre un extra y un virgen es muy superior a la diferencia económica entre ambos, por lo que en el supermercado no duden a la hora de elegir el extra. Y por otro lado, como ya les he dicho antes, el mejor aceite es el que está en el árbol, por tanto, una vez que abran una botella de aceite, consúmanla lo antes posible, es decir, nada de guardar el aceite bueno para las tostadas del fin de semana jejeje.
Pero qué mejor manera de aprovechar un buen aceite que haciendo un buen mantecado, así que persiguiendo los olores dulzones del pueblo, no tardamos en aterrizar en una de las fábricas de mantecados de Estepa, en concreto visitamos una de las más conocidas, La Estepeña.
Desde 1.858 la familia Galván se ha esforzado en ofrecer unos dulces navideños que siempre tienen la calidad como bandera. Así, con esfuerzo y dedicación en su productos, la familia pasó de regentar una pequeña confitería local...
..a una enorme fábrica de 22.000 m2 cuya visita, además de instructiva es divertida. Y es que uno de los atractivos para el visitante de La Estepeña, y la parte favorita para los niños, es contemplar su Museo Ciudad del Chocolate, donde cada año se expone los monumentos típicos de una ciudad hechos en chocolate....
Este año la exposición está dedicada a la ciudad de Madrid...
Para construirla, los maestros chocolateros han necesitado 2.500 horas de trabajo y más de 2.000 kg de chocolate en los edificios, pero también han usado otros ingredientes como 50 kg de miel, 30 kg de almendras y 20 kg de nueces que podemos ver en detalles como en el suelo o el acerado.
Y para simular el agua nada mejor que 10 kilos de azúcar caramelizada...
Si se están preguntando qué hacen con todo este chocolate una vez finalizada la exposición, la respuesta es que lo reutilizan. Al menos las partes que no tocan el suelo y las zonas cableadas o en contacto con materiales no consumibles.
Como se podrán imaginar, este Museo del Chocolate hace las delicias de niños y mayores, pero sin embargo tiene un gran problema....y es que el olor a chocolate inunda todo este espacio, y como te pille con hambre estás perdido.
Por suerte, en la estancia contigua tenemos el Museo del Mantecado donde se representa cómo se fabricaban los polvorones y mantecados a principios del siglo pasado (hechos a mano y en horno de leña) y donde sí que se puede degustar algún que otro dulce "de los de antaño".
Y también aquí está la Bombonería, en donde se realizan múltiple figuras de chocolate que van desde el típico conejo de pascua, hasta figuras infantiles como dinosaurios o incluso escudos de equipos de fútbol de aspecto delicioso..
Hoy en día la empresa no ha querido olvidar su pasado tradicional, y por ello continua fabricando una pequeña parte de su producción a mano, en procesos donde importa más la calidad que el tiempo.
Sin embargo, la demanda actual exige una fabricación moderna y rápida, y por eso disponen de líneas de producción automatizadas que permiten amasar unos 2.000 kgs a la hora, siendo la producción diaria en los meses claves de unos 30.000 kgs.
La visita a la fábrica se realiza a través de un pasillo aéreo de unos 250 mts donde podemos ver las distintas zonas de producción que van desde el amasado, el corte y extrusión, el horneado (unos 20 minutos) y posterior enfriamiento (unas 2 horas), para acabar con la envoltura y envasado de los distintos tipos de productos.
En una nave contigua, que se accede también por el pasillo aéreo, llegamos a la zona de producción de chocolate. Enseguida notamos que se trata de una sala refrigerada, ya que el chocolate requiere trabajarlo a menor temperatura.
Para mi desgracia, durante nuestra visita la fábrica de chocolate estaba parada, así que no pude comprobar si los trabajadores eran o no Oompa Loompas jejeje.
De todas formas no me importó demasiado ya que la visita acaba en una pequeña tienda donde puedes comprar algún que otro capricho para el cuerpo. En mi caso cayeron dos botes de Petras...
....sinceramente, sino sabéis lo que son mejor para vosotros. Hay cosas que los golosos no debería descubrir nunca, y las Petras de chocolate son una de esas cosas.
Esto me recuerda que me tengo que dar prisa en terminar este post porque mientras lo escribo me va dando antojo de dulce y me estoy poniendo ciego de Petras, y también algún que otro mantecado.
En fin, hablando de mantecados, sabían que su origen es desconocido, pero se sabe que es un dulce andaluz, y que son muchos lo que apuntan que fue aquí en Estepa donde se inventó, en concreto en el Convento de Santa Clara
En este primitivo convento, con más de 400 años de historia, todavía residen monjas de clausura, por lo que no está permitido hacer fotos en su interior, pero os aseguro que merece la pena visitarlo y de paso ayudarlas con el pago de una entrada casi simbólica (2€), o mejor aún, comprando algunos de sus deliciosos dulces.
La visita pasa por un precioso patio y por diversas estancias como el claustro, pero quiero dedicar una mención especial a la cocina, en donde atesoran utensilios y herramientas culinarias antiguas, porque posiblemente fue en esta primitiva cocina donde se crearon los primeros mantecados.
Y lo sabemos gracias a un documento del 1.780 que contenía un encargo de las monjas a un tal Juan Borrego, vecino de Estepa, para que comprara en Cádiz harina de calidad (ya que la de la zona era muy basta), azúcar, cacao y canela...es decir, los ingredientes que las monjas necesitaban para añadir al excedente de manteca de cerdo del convento.
Y es que este convento fue bastante rico, ya que se construyó en el 1.599 bajo las órdenes de los II marqueses de Estepa, quienes lo levantaron para su segunda hija, Sor María de Santa Clara, y para ello trajeron de Sevilla a 6 monjas clarisas como maestras.
Mucho han cambiado los mantecados desde esos primeros dulces de las monjas, sobre todo en variedad de sabores...¡si incluso hay mantecados y polvorones en forma de licor!...
...supongo que es una buena forma de tomar un polvorón en verano....probablemente la única forma jajaja.
Creo que ha quedado claro que Estepa es el pueblo de la Navidad en Sevilla, pero por si aún les quedaban dudas, sepan que este municipio ha sido el primero de Europa, y probablemente del Mundo, en encender el alumbrado navideño.
Pero no piensen que Estepa es sólo navidad, aquí también huele a historia y leyendas, de hecho el municipio está declarado como conjunto histórico artístico desde 1.965.
Y precisamente hablando de leyendas, en el punto más alto del pueblo, cerca del Convento de Santa Clara, están las ruinas del antiguo castillo, del cual destaca la Torre del Homenaje, donde no espera Don Lorenzo Suárez de Figueroa, constructor de la fortaleza y maestre de la Orden de Santiago, quien esta recibiendo en audiencia a dos preocupadas mujeres....
Se trata de Doña Inés Pérez y Doña Antonia Martín, dos estepeñas que decidieron armarse de valor y tratar de rescatar a sus respectivos maridos, que habían sido secuestrados por los musulmanes del otro lado de la frontera.
Así que, tras ser recibidos en audiencia por Don Lorenzo Suárez Figueroa, lo convencen para que el pregonero citara en la plaza del pueblo a todo estepeño capaz de tomar armas, con el objetivo de entrar en el territorio enemigo y capturar algún musulmán importante para hacer un trueque.
Al final lograron su objetivo, y tras acordar una reunión con el visir, consiguieron llevar a buen puerto el canje de prisioneros.
Una historia de otro tiempo donde las mujeres son las protagonista siempre merece la pena, ¿verdad?.
No quiero terminar esta entrada sin agradecer de nuevo al equipo de Aunahorade, a los chicos del grupo de teatro que nos hicieron pasar un buen rato, y a Fialba Ajarafe que nos cedieron para esta ruta coches espectaculares como el Jeep Compass
Espero que les haya gustado.
Hasta pronto.