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Estepa Patagónica un místico viaje al pasado, lleno de historias, recuerdos y misterio. Twitta
El viento que barre un espacio sin fin. Allá donde se unen las vías del tren, el sol se cae en el horizonte, con el silencio de la tarde.
Los pueblos de la Región Sur tienen la magia de un tiempo sin prisas, donde la fuerza de la Naturaleza domina la vida.
El tren es mucho más que un transporte de la cordillera al mar, es unión entre esos pueblos, siendo también un místico viaje al pasado, lleno de historias, recuerdos y misterio.
La vegetación de la estepa está conformada principalmente por dos tipos de plantas: los arbustos de porte bajo, hojas pequeñas y en muchos casos espinas y los pastizales o coironales de los géneros Stipa y Festuca.
Se estima que el 45% de la superficie de la estepa está formada por estepas áridas de arbustos, otro 20% por pastizales de coirones, un 30% por la combinación de arbustos y pastizales y el 5% restante por cuerpos de agua (ríos y lagos), mallines y vegas.
Más de 100 especies de aves habitan la estepa patagónica, esto sin contar las aves de ambientes acuáticos.
Probablemente las más representativa y fácil de reconocer sea el choique o ñandú petiso (Rhea pennata), un ave grande y no voladora que pertenece al grupo de las ratites, aves provistas de largas y fuertes patas y que perdieron su capacidad de volar, por lo que carecen del esternón en forma de quilla propio de las aves voladoras. Se trata de grupo muy antiguo con origen en el supercontinente Gondwana.
A este mismo grupo pertenece el avestruz en África y el emú en Australia.
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