Revista España

Estercolero madrileño

Por Felipe @azulmanchego
Estercolero madrileño
TODO ES OPINABLE y todo es cuestión de sensaciones. Yo, por ejemplo, no soy de los que piensan que Madrid sea una ciudad especialmente sucia. Esa es mi impresión personal aunque, naturalmente, tengo dos salvedades importantes que hacer: el entorno de los iglúes de reciclado y las cacas de perro, cuya erradicación parece del todo imposible. Admito que la ciudad podría estar mucho más limpia, si bien no creo que sólo sea una cuestión de las contratas municipales. La tradicional falta de urbanidad, de educación en definitiva, hace que muchos transeúntes sean alérgicos a la utilización de ceniceros y papeleras. Aun así, creo que la cosa ha mejorado bastante. Ya digo que es cuestión de impresiones.
Estercolero madrileño
Por eso no acabo de entender la desidia municipal en determinados puntos de la ciudad, pongamos que en este caso hablo del entorno del Instituto San Mateo, entre las calles de la Beneficencia y la de San Mateo, a espaldas de Fuencarral, tan de moda y tan comercial. Ese pequeño tramo, zona habitual de botellón tras la instalación del Mercado provisional de Barceló en los jardines cercanos, se ha convertido en un vertedero de materiales de construcción, latas y botellas. Un área de juegos infantiles y un Instituto, donde por cierto acude a votar Gallardón cuando hay elecciones, son testigos mudos de este vergonzoso estercolero. ¿Habrá que esperar a las elecciones de mayo de 2011 y a que el alcalde acuda a votar para que alguien del Ayuntamiento se dé por enterado? Los vecinos del castigado distrito Centro están hasta el moño, y con razón. ¡Qué asco!
Estercolero madrileño (fotos Javier Torres)


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