Revista Opinión

Estimado meritorista

Publicado el 19 febrero 2010 por Trinitro @trinitro

conspiracion

Estimado meritorista, aunque no lo creas, mis criterios y prioridades son distintos a los tuyos. No me preocupa quien gana protagonismo, ni quien se lleva las medallas hasta cierto punto, lo que me importa es que haya alguien labrando por el bien común para que la medalla esté fundamentada. Si ese eres tú bienvenido seas, no me voy a pelear ni gastar energías en que la medalla no te caiga a tí, aunque yo haya colaborado a ello.

Yo no tengo tanto tiempo como tú, escribo un blog, mi activismo político se basa en conseguir objetivos concretos, en cumplir un programa, en conseguir defender unas ideas que son las que en cada momento me van seduciendo y pareciendo interesantes dentro de un proyecto mucho más amplio. Yo hago política de forma amateur y mi proyecto profesional no pasa por depender completamente de la política. Tengo un trabajo de asalariado en el cuál ficho y he de cumplir una jornada laboral, mis condiciones laborales vienen regidas por un convenio colectivo y por ello a diferencia de tí no soy cargo de confianza o dirigente profesional. A diferencia de tí no he pasado por nosecuantos cargos profesionales de confianza, sinó que he intentado mantener duramente mi puesto de asalariado demostrando que puedo mejorar, que reconozcan mi categoría laboral y cuando he tenido  que pelear por mejoras lo he hecho en base a mejorar el convenio colectivo de mi empresa.

Por ello entiende que no tenga tiempo para tus importantísimas batallas internas. No me lo puedo permitir. No puedo estar por quien o que se luce, ni si tal o cuál artículo oscuro de un subacuerdo de un comité indica que las luces son amarillas o verdes. No puedo estar por ello. Tu vida, tu actividad profesional toda es política, pero la mía no, he de hacer política en los ratos que robo a mi vida personal, en los que escamoteo de otras actividades y por ello han de ser plenos y tener un significado más que la mera batalla. Tú eres un profesional de esto, yo un vulgar amateur, un adevenedizo que por un azar del destino y del partido ha terminado con un puñado de responsabilidades ínfimas pero que me tomo con cierto cariño y responsabilidad. Yo tengo que cumplir un programa, dar la cara delante de otros compañeros y trabajar con ellos, y tengo poco tiempo y energías para ello. Así que yo no puedo ser un obstáculo para tus planes para prosperar personalmente. No tengo tiempo, de verdad. Estoy convencido que tu aportación al proyecto político es más significativa que la mía, por eso te pagan y por eso has batallado, pero también tienes más tiempo y más experiencia en el pasilleo, algunas veces incluso en los altos pasillos y despachos, que yo no tengo.

Lo siento, pero si estás ahí, intenta que haga mi trabajo, que a mí me llena, y no me lo enturbies, no me pidas tampoco que haga cosas absurdas, o que me dedique a hacer bulto porqué así tú lo pides y te va bien para tu imagen. No me hagas destinar esfuerzos a batallas palaciegas que ni quiero ni entiendo. No me hagas actor de tus triquiñuelas. Simplemente batalla con tus iguales que son los que realmente amenazan tu puesto y lo ansían.

Estimado meritorista no me insistas por acciones que no tienen sentido para mí, no me arrastres a lo que para tí es importante porqué yo no puedo malgastar mi poco tiempo en la actividad política en tus juegos. Lo siento, mi vida es muy corta para todo lo que quiero hacer, mis días tienen 8 horas menos que los tuyos. Estimado meritorista, en estas organizaciones e instituciones políticas donde pesa más la presencialidad que la efectividad y la consecución de objetivos, el pasilleo que el responsabilizarse de tu propia capacidad de acción política, tú tienes mejores cartas que yo, tienes más capacidad para asumir esa lógica, tienes sobretodo más tiempo y dedicación. Yo no, así que por favor, estimado meritorista entiende que cuando me lances trapos rojos no me pueda dedicar a responderte.

Sigue ahí, tú tienes las de ganar.

Nota del autor: No va por nadie en concreto, no va por algo en concreto, simplemente es una respuesta existencialista a una realidad que vivimos todos los políticos no profesionales a medida que ganamos responsabilidades.


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