La estimulación temprana es una forma de enseñarles a los pequeños a entender lo que ocurre a su alrededor y cómo hacerle frente.En los primeros meses de vida es aconsejable realizar actividades que fomenten las principales vías de entrada de los estímulos, como son los sentidos. Sobretodo a través del tacto, que les ayudará a descubrir el mundo ya desde el primer día. Se pueden practicar caricias y masajes (seguro que estos os encanta hacerlo, ¡así que no os costará nada!), que les ayudan a activar conexiones neuronales, pero también y muy importante, a nivel afectivo y motriz. Una buena idea es realizar estos masajes durante el momento del baño, que se puede convertir en una actividad aún más especial. Algunos otros consejos que os damos es sobretodo aprovechar el juego para fomentar estos ejercicios, siempre en momentos de tranquilidad y que los niños estén descansados. Utilizar objetos agradables al tacto, a la vista, al oído o al paladar. Es muy importante utilizar el lenguaje durante el proceso, explicando, contando o incluso cantando, y siempre con palabras cariñosas y dulces. También os recomendamos, cuando ya sean un poquito más mayores, explicar cuentos a vuestros hijos antes de ir a dormir, ¡qué además es una de las cosas que a los pequeños les encanta! Pero sobretodo no hay que forzar a los niños, hay que respetar sus tiempos, cada uno es diferente y debe ser un proceso paralelo a su desarrollo, que ambos disfrutéis y que sea positivo para él o ella.
La finalidad de la estimulación temprana es motivar el potencial de cada pequeño, presentándole retos y actividades nuevos y adecuados a su autonomía, autoestima y aprendizaje, para conseguir un correcto equilibrio físico, cognitivo y emocional y que esto sea una forma de fortalecer el vínculo madre-padre / hijos de una forma divertida.