Me despierto, abro los ojos, bostezo..un nuevo día.. Un nuevo día??? NO… es el día, es 31 de julio, el último día laboral de este curso. Después de hoy 30 días y 29 noches de vacaciones, de quitarse el reloj y no mirar la hora, de tiempo para leer, de tiempo para olvidar el colesterol, de tiempo para mirar, de tiempo para pasear, de tiempo para que pase el tiempo…
Hoy no quiero hablar de comunicación, hoy no quiero citar a nadie, hoy no quiero recomendar… hoy solo quiero que sea hoy para disfrutar esa perspectiva inmediata de un mes de cambio en la rutina, de un mes diferente…o no?

Porque de repente una sombra se cierne en este azul horizonte, de repente me doy cuenta de que la vida no son sólo los próximos 30 días, de repente me doy cuenta que mi ilusión no se puede encapsular en un mes, que mi bombona de oxígeno no es temporal o NO DEBE SER.
Soy de esos afortunados que respira todos los días, que puede caminar, que puede oler, ver, escuchar, sentir…
¿Y voy a reducir esto a 30 días? Me niego. Quiero tener este nudo en el estómago que me da la felicidad de estos próximos 30 días para mí, todos los días, quiero que sea 1 de agosto el 14 de marzo, quiero que sea un día de montaña o playa el 7 de noviembre, quiero hacer de mi vida, un paseo, una lectura, un buen vino con una buen compañía…no quiero llevar reloj ningún lunes ni jueves, ni en febrero o septiembre.
Rápidamente la sombra se disipa porque realmente no tengo 30 días por delante, tengo una milésima de segundo que quiero vivir a tope porque no sé cuántas milésimas de segundo me quedan o porque simplemente quiero que cada una de ellas vivida estos 30 próximos días o los próximos 30 o los siguientes, verdaderamente me produzcan el gozo de la vida.
¿Esto era un blog sobre comunicación? Y lo seguirá siendo…