Con el elenco involucrado varios de ustedes van a caer en la trampa de asistir al cine, después de todo no puede ser tan malo como parece. Aún cuando no es un somnífero, tampoco es una gran joya de comedia romántica que perdurara en nuestras mentes al salir de la sala. Es un inepto intento por entretener con una gran cantidad de clichés sobre espías y situaciones románticas que ya han dejado de ser divertidas.
FDR (Chris Pine) y Tuck (Tom Hardy) son dos agentes de la CIA y mejores amigos. Después de un prólogo en donde dejan a su paso una buena cantidad de destrucción en una de sus supuestas operaciones secretas, existe un sobreviviente (Til Schweiger) que jura venganza por la muerte de su hermano. Nada de lo anterior importa demasiado, es sólo una excusa que se hará presente en el obligatorio explosivo final en donde no creemos que nadie este en verdadero riesgo de morir. Después de nuestras dosis de adrenalina, es que el dúo dinámico regresan a sus vidas cotidianas y por cosas del destino (o porque el guión de Timothy Dowling y Simon Kinberg los obliga) llegan a conocer a la misma chica de sus sueños.
Lauren (Reese Witherspoon) es la dama por quien FDR y Tuck están dispuestos a luchar, ella trabaja en una empresa que realiza pruebas al consumidor para conocer las percepciones que tienen sobre el producto. Suficiente decir que está soltera e irresistiblemente cariñosa. Ya saben, el mismo papel de siempre que tan experta se ha vuelto la actriz en cada uno de sus personajes.
Es así como tenemos a los tres actores actuando como adolescentes en una infinidad de citas amorosas, realizando bromas uno contra el otro, utilizando la más alta tecnología posible que la CIA pueda ofrecer a su disposición, todo lo más reciclado que hemos visto una y otra vez sin el más mínimo interés romántico en que alguno de ellos sea feliz. Son como un trío de paletas congeladas en cada instante que se supone deben de infundir la pantalla con su pasión, en donde a ninguno se le puede creer que este íntimamente enamorados. Es sólo por el carisma natural que posee cada uno de los actores como sobrevivimos tanto tiempo sentados en el cine.
El factor romántico se debe gracias a la atracción física de los personajes y nada que ver con los sentimientos o cierta afinidad que tengan en común. Para demostrar lo anterior, tenemos como vocera a la mejor amiga de Lauren, Trish (Chelsea Handler ), quien en algunos atinados momentos de espontaneidad le reclama que ya se acueste con los dos enamorados de una vez, luego tienen conversaciones sobre quien es el genéticamente más superdotado.
Los breves montajes musicales que el director McG nos brinda (después de Terminator 4, creo que saben quien es), son un pequeño respiro a la monotonía que prevalece a lo largo del filme. También está presente su insaciable necesidad de secuencias de acción inverosímiles al estilo de los “Ángeles de Charlie”, que son más que un grito desesperado para aumentar el factor de sorpresa que tanto le hace falta.
Nada de lo que se plantea tiene importancia o algún peligro, ni las relaciones o las escenas de acción, ya sólo estamos esperando el desenlace con la decisión de quien elige Lauren para poder huir del cine. Ni la tensión de ese gran instante se sostiene porque se traiciona pocos minutos antes con un testigo presencial en la televisión que consolara al perdedor de la gran guerra.
Ahí tienen, otra película más en donde la promesa de ser una entretenida película debido a lo atractivo del elenco, resulta ser una mediocre versión de lo que se supone debe de ser una comedia romántica con explosiones y anexos.
Calificación: ☆☆☆☆☆
Trailer ’¡Esto es guerra! (Hispanoamérica) / Esto es la Guerra (España)