Revista Belleza

Esto es Halloween

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

O eso cantaba Jack, en Pesadilla antes de Navidad

Fruto de la globalización, vamos incorporando tradiciones, costumbres y fiestas de otras culturas. Y fruto de la estupidez decidimos quitarles el sitio a nuestras tradiciones más arraigadas.

Y yo, por no ser menos, también hago este tipo de cosas, obviouslymente. Y es por esto que el sábado por la noche, desde la colla de diablos en la que participo, organizamos una fiesta de Haloween en uno de los centros cívicos de la ciudad.

Para acceder al local de la fiesta, había que atravesar un pequeño pasaje del terror, que nos organizó una promotora de eventos. Después, de pasar el mal trago, ya se podía acceder a la sala de la fiesta, que estaba ambientada para la ocasión.

Y por eso, el sábado estuvo el cari desde las diez de la mañana en el centro cívico, ayudando a organizar; las Chocolatinas y yo subimos a la hora de comer, y comimos con todo el equipo de la promotora de eventos.

Por la tarde me acerqué a una tienda de disfraces que hay en la ciudad para comprar la tela y los complementos para hacer mi disfraz, que ideamos mi amiga A. y yo en un periquete. Y como A. es más apañá que nadie, con un trozo de tela negra me hizo un vestido sencillísimo con escote en palabra de honor, para mi disfraz de diablesa

Luego estuvimos mirando en YouTube algunos tutoriales sobre maquillajes de fantasía. Y encontramos el canal de una chica maquilladora, majísima, Azucena Morales, donde encontré la inspiración para mi maquillaje que, finalmente, quedó así:

Esto es Halloween

De aquesta guista me fui a la fiesta. Llegué al local, entré a la sala, que ya estaba lista, y me situé detrás de la barra, porque me tocaba servir bebidas, y ahí estaba yo, súper cuqui, preparando cubatas y sirviendo refrescos cual profesional. ¡Si es que valgo pa’ tó, oiga!

Esto es Halloween

Todo iba bien hasta que llamó mi madre, que estaba en casa con las Chocolatinas, y me dijo que Chocolatina Menor había vomitado ya dos veces; y al no saber mi madre dónde tenemos las medicinas, tuve que pedir que me llevasen a casa, para darle el jarabe; pensé que ya tendría que quedarme en casa, porque supuse que Chocolatina Menor no querría que me marchase. Y aquí termina mi noche de Halloween, pensé. ¡Con lo cuqui que yo iba, por Dior! Pero, evidentemente, lo primero es lo primero, así que si mi chica estaba enferma, lo primero era atenderla.

Llegué, a casa y le di el jarabe (después de quitarme los cuernos y las pestañas para no asustar a la peque, claro), y la senté en mi regazo hasta que se durmió. Estuvo tranquila, y no se quejó en ningún momento, pobrecita. Yo creo que estaba empachada, porque mientras yo estuve de compras, se que ve se hinchó a comer chuches y chocolate. Blanco y en botella.

Cuando llevó un buen rato dormida, mi madre, muy amablemente, me dijo que, como la niña ya se había dormido estaba tranquila y no tenía fiebre, me podía ir. Ay, ¡qué haríamos sin las abus! Así que volví a llamar para que me vinieran a buscar y poder seguir con la fiesta (porque hubiese sido una lástima no disfrutar de la fiesta, con lo divine que yo iba).

De vuelta a la fiesta, como ya me habían relevado en la barra, pude dedicarme a lo que más me gusta: bailar como una posesa (y beber un poco, claro). Y ahí estuvimos, ¡dándolo todo!

Lo pasé realmente genial. Al final quedamos solo los organizadores, y estuvimos bailando más allá de la hora a la que, supuestamente, debíamos cerrar el centro cívico, más el rato de charla después de terminar y todo… pues nos dieron las tantas, como era previsible. Pero fue una noche genial, la verdad.

Y hoy, siguiendo las tradiciones de mi tierra, Catalunya, lo que celebraremos, que es lo que procede, es la Castanyada: cenaremos con los amigos, asaremos castañas y boniatos y los tomaremos acompañados de unas copitas de moscatel. A vuestra salud.

Esto es Halloween


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