Muchos lo conocieron en el video de sexo realizado en plena calle donde aparecía él con una chica en “plena acción”.
Su madre asegura que tiene problemas psiquiátricos y que es un muchacho ¨desfasado sexual¨. Hasta los sucesos del boulevard, Rafael nunca había realizado el coito. Sin embargo, sus antecedentes y el testimonio de su madre lo definen como un individuo con un apetito sexual incontrolable.
Mientras guarda prisión el Centro de Clasificación de Presos, conocido como el Vivac, Rafael espera a ser chequeado por especialistas del Instituto de Medicina Legal, quienes deben emitir un dictamen de su estado mental.
La esperanza de la madre es que los resultados lo eximan de responsabilidad penal por los delitos de Desorden Público y Conducta Lasciva.
Adelfis cuenta que Rafael ya se le ha insinuado a una de las instructoras policiales del caso y que hasta le bailó en su oficina. En esta ocasión sus espectadores estaban uniformados.