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Publicado: 01/11/2024 04:52 PM
El veto del gobierno brasileño al ingreso de Venezuela al BRICS+ no constituye sorpresa alguna. En esta oportunidad vamos a revisar el curso de las relaciones bilaterales y regionales para comprender el comportamiento del vecino país.
El sociólogo y político argentino Atilio Borón escribió un artículo llamado “Brasil: un veto suicida” en el que explicó que “hay raíces muy profundas que enfrentan los proyectos regionales e internacionales de Itamaraty (Cancillería de Brasil) y los del Gobierno Bolivariano. Este conflicto, latente a veces, manifiesto en otras, se produjo desde la llegada de Hugo Chávez con su postura fuertemente antiimperialista en su discurso y en su práctica concreta (como la creación de Petrocaribe, por ejemplo), que provocó desde el principio una mal disimulada repulsión dentro de la cancillería brasilera”.
Hay que tener en cuenta que, a diferencia de la gran mayoría de los países, en Brasil existe una autonomía relativa dentro de su cancillería, diferente al aparato estatal; lo cual permite que sus posturas y propuestas prevalezcan por encima de las que pudiera adoptar el presidente de turno. Respecto a esto, Borón comentó que “esa poderosa burocracia subimperial rige su conducta por un axioma: la coincidencia, el acompañamiento o por lo menos la no confrontación con la política exterior de EEUU, que se normalizarían después de la derrota del ALCAen noviembre del 2005”.
Detalló Borón también que “El objetivo de ese alineamiento con Washington es preservar la estabilidad del orden neocolonial en Suramérica y en la medida en que sea posible, evitar el surgimiento de gobiernos antiimperialistas o, cuando ello sea imposible, actuar como factor de mediador. En retribución, la Casa Blanca otorga su bendición al liderazgo de Brasil en la región y hasta le abre las puertas para ubicar a sus representantes en ciertas áreas del entramado institucional mundial, como la Organización Mundial del Comercio, por ejemplo”.
De acuerdo a esto, se entiende entonces como el protagonismo internacional de Chávez sometió a fuertes tensiones al pacto sellado entre Brasilia y Washington. Durante buena parte del primer mandato de Lula, entre 2003 y 2007, las colisiones entre las 2 naciones fueron inocultables.
Así vimos como la administración estadounidense solicitó una y otra vez que Brasilia intercediera para apaciguar las aguas que estaba revolviendo el líder bolivariano, y que poco después adquiriría renovados bríos con el avance de los Pueblos latinoamericanos, con elecciones que llevaron a la presidencia a figuras como Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Fernández, Fernando Lugo, Tabaré Vázquez y Manuel Zelaya.
Posteriormente con la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Washington envió a Condoleezza Rice a Brasil para presionar al presidente brasilero a que intercediese ante el líder bolivariano para que retomara el acuerdo de cooperación militar entre EEUU y Venezuela firmado hacía ya unos treinta años; por supuesto que esa mediación no surtió ningún efecto.
Los desacuerdos entre Brasil y Venezuela continuaron por un buen tiempo. Recordemos apenas dos: el rechazo a la implementación práctica del Banco del Sur, fundado en diciembre del 2007 pero paralizado desde su nacimiento sobre todo por el gobierno de Lula; o la negativa para el ingreso del país bolivariano en el Mercosur.
Ante estos antecedentes, la conducta de la delegación brasileña en la cumbre de los BRICS+ en Rusia, estaba dentro de lo previsible. Además, la ausencia de Lula debido a un extraño “accidente doméstico” permanecerá como una de las grandes incógnitas de la cumbre; incluso puede haber influido el voto del país vecino en la Organización de Naciones Unidas (ONU) condenando la “invasión rusa” a Ucrania.
¿Quién perdió más?
Con el veto al ingreso de Venezuela como miembro asociado a los BRICS+, el prestigio internacional de Brasil y la solidaridad entre los países latinoamericanos quedaron gravemente dañados.
El gobierno de Lula cedió a la presión conservadora de su propia coalición de gobierno y a la de EEUU, para que nuestro país permanezca sometido al bloqueo y las sanciones estadounidenses. No es lo mismo atacarnos con bloqueo que hacerlo siendo miembro del BRICS+.
Lo acontecido, desprestigia a Brasil y hace parecer a su gobierno como un dócil socio del país del norte operando en Latinoamérica, favoreciendo la desconexión entre los países de la región, lo cual causa suspicacia respecto a las futuras intenciones de la cancillería brasilera en el terreno internacional.
El analista brasileño, José Luis Fiori, sobre esto declaró que “una Suramérica dividida viene perdiendo relevancia geopolítica y geoeconómica, y su aislamiento es completamente irrelevante en el tablero geopolítico mundial, la alternativa sería construir un eje entre Brasil, Argentina y Venezuela, pero eso es lo que ha sido roto este año con el rechazo de Milei a la incorporación de Argentina a los BRICS+ y el veto brasileño el ingreso de Venezuela a esa organización. Con su veto el gobierno brasileño privó a la organización de la enorme ventaja que le otorgaría incorporar a sus filas al país que cuenta con la mayor reserva comprobada de petróleo del mundo. Objetivamente: debilitó al BRICS+, para beneplácito de Washington”.
También sobre este tema, el vicepresidente del Partido Socialismo Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, coincide con las declaraciones de Fiori, y declaró que “el veto de Brasil no fue un ataque a Venezuela, más bien es un ataque a los BRICS+. Sólo por el carácter de las reservas petroleras, que pasaban del 40% al 60% de las reservas petroleras del mundo, solo con ese recurso nacional, por no hablar de los demás minerales, como el litio, el oro, el hierro o la bauxita, entre otros.”
En el mismo tono, el analista mexicano Diego Ruzzarín opinó respecto a esta noticia, diciendo “Tiene razón la cancillería bolivariana cuando calificó al veto como «un gesto hostil, que se suma a la política criminal de sanciones que han sido impuestas a un pueblo valiente y revolucionario. Decir que “se suma”, en un cuidado lenguaje diplomático, equivale a decir que Brasil actuó como un diligente peón de Washington, convalidando las más de 900 medidas coercitivas unilaterales que afectan a ese país hermano y haciendo gala de una penosa falta de solidaridad”.
Respecto a este impasse, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro detalló que “Brasil vetó a Venezuela y Venezuela no entra. Y así ejerció un veto inmoral, inexplicable y negado a los principios constitucionales de Brasil, a los principios de la CELAC, a los principios de UNASUR y a los principios que conocemos de manera directa que ha defendido el presidente Lula durante años”.
Añadió el mandatario venezolano que “he visto, y con mis manos he ayudado a construir los lazos del nuevo mundo que ya nació y que nadie podrá detener. Aquellos que intentaron vetarnos o callarnos, se secaron. Los que pretenden vetar o callar a Venezuela, nunca lo lograrán”.
Es por esto que, coincidimos con las palabras del presidente Maduro, cuando dijo que «siempre hay que esperar resultados de los esfuerzos propios, nunca depender de nadie. Nosotros los venezolanos no dependemos de Brasil para nada, ni de nadie en este mundo». Nosotros, tal como lo hemos demostrado, siempre venceremos.
AMELYREN BASABE/REDACCIÓN MAZO