Revista Salud y Bienestar

"Esto no es mío"

Por Emilienko

Mafalda decía que si uno no se daba prisa en cambiar el mundo, al final era el mundo el que lo cambiaba a uno. Lo mismo ocurre con el hospital: si al principio uno no ve de forma crítica las cosas que le parecen mal, al final acaba aceptándolas como normales.
Una de las cosas que menos me gustaba cuando comencé a trabajar era cuando un médico decía "esto no es mío", refiriéndose a que un paciente presentaba un cuadro que no aparecía en el libro de su especialidad y que por lo tanto no iba a tratar.
Sin embargo, conforme el tiempo ha ido pasando, yo también he comenzado a derivar a pacientes a otros especialistas porque, desde mi punto de vista, no tengo muy claro qué hacer con ellos. Yo también he estado diciendo "esto no es mío" y acto seguido ¡zas!, regalo para el neurocirujano, el psiquiatra, el maxilofacial, el neurólogo, el plástico o el endocrino.
Esto es aún más duro cuando la experiencia me ha hecho saber de antemano que, en ocasiones, el especialista que va a recibir el paciente no le va resolver su problema tampoco, pero que aún así por protocolo debe verlo. La situación se vuelve extrema cuando en algunos casos, afortunadamente pocos, ningún especialista considera que "esto sea suyo". Entonces nos encontramos con un paciente que se queda húerfano de especialista.
Es lo peor que le puede ocurrir a una persona, que nadie la quiera.
Foto: Jesús ante Herodes, el pasado domingo. Jesús también fue derivado de una autoridad a otra hasta que finalmente se murió y dejó de molestar.

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