Revista Música
Somos conscientes de que esto es una página dedicada a nuestro amado género del Trance. Pero dada la estrecha relación que en los últimos tiempos está sufriendo el Trance con el progressive house y de la actitud de muchos tranceros al repecto, este artículo, creánnos , tiene sentido.
Un una de mis habituales vueltas vespertinas por la red en busca de información jugosa, me encuentro con un tweet del infalible Eric Prydz en una página de "troles" (así se hacen llamar) tranceros:
"El 99% de las canciones de la sección progressive house de Beatport no son progressive house. Deberían de hacer una pestaña Euro Dance".
Mi pensamiento inicial fue, irremediablemente, establecer una relación con los miles de tranceros que se sientan frente al ordenador taxonomizando que es y qué no es Trance. Pues bien amigos, los amantes del progressive house, ese que tantas veces hemos denostado, también goza de sus especímenes. Hay que decir que estas palabras no vienen de un cualquiera, sino uno de los pocos hombres que ha dedicado su carrera por completo al progressive house, mucho antes del boom de éste y mucho antes de que tuviera la forma que actualmente tiene.
Pero no quiero llevar ahí el debate. Sino dirigirlo al concepto Euro Dance. Desde que arrancó la época de mixtura intergéneros (más o menos desde la crisis europea se trasformó en galopante), los periodistas musicales especializados en música electrónica nos venimos quebrando la cabeza para diferenciar, o establecer las raíces, de los temas. Que si proglift, prog-house, electro-trance, trouse, toques dubstep por aquí y por allá.
Cuando, tal vez, la respuesta estaba delante de nuestras narices. Siempre lo había estado, pero el devenir de la historia de nuestra cultura nos lo había impedido... ¿Puede que sea el Euro Dance lo que vuelve a estar predominando en Europa?
Lejos de juicios con ánimo de sentencia irrevocable, servidor se aventura a decir que sí. Todo éxito (creado con objetivo comercial o no) creado en los dos últimos años desde artistas como Tiësto, Paul van Dyk, Avicii, David Guetta, Swedish House Mafia, Marcel Woods, Lange, Gareth Emery incluso en ocasiones Armin van Buureno desde una esfera más underground o menos alternativa acarician, en sus diferentes formas y fondos, la siguiente estructura.
En torno a 130 bpm, garantizando bailabilidad o movimiento; melodía simple; vocal poco transcendente de caracter adolescente-popero; break y drop enfocado al desparrame; y nunca más de cinco minutos... en esta categoría se podrían incluir desde el 'We found love' de Rihanna y Calvin Harris como el 'Concrete Angel' de Gareth Emery y Christina Novelli. Pero en la que podrían incluirse miles de temas de cientos de artistas, casi todos presentes en el escenario principal de Tomorrowland.
Todo esto me lleva a esa conclusión: el Euro Dance, mitificado principalmente en figuras belgas como Milk Inc, Sylver, Lasgo, La Luna o vocalistas de éxito en solitario como Layla Animi, la resucitada Nadia Ali o Kate Ryan, vuelve a la primera línea. Con nuevos sonidos auspiciados por la técnica y el paso del analógico al digital y tras dar vueltas, muchas vueltas.
Un una de mis habituales vueltas vespertinas por la red en busca de información jugosa, me encuentro con un tweet del infalible Eric Prydz en una página de "troles" (así se hacen llamar) tranceros:
"El 99% de las canciones de la sección progressive house de Beatport no son progressive house. Deberían de hacer una pestaña Euro Dance".
Mi pensamiento inicial fue, irremediablemente, establecer una relación con los miles de tranceros que se sientan frente al ordenador taxonomizando que es y qué no es Trance. Pues bien amigos, los amantes del progressive house, ese que tantas veces hemos denostado, también goza de sus especímenes. Hay que decir que estas palabras no vienen de un cualquiera, sino uno de los pocos hombres que ha dedicado su carrera por completo al progressive house, mucho antes del boom de éste y mucho antes de que tuviera la forma que actualmente tiene.
Pero no quiero llevar ahí el debate. Sino dirigirlo al concepto Euro Dance. Desde que arrancó la época de mixtura intergéneros (más o menos desde la crisis europea se trasformó en galopante), los periodistas musicales especializados en música electrónica nos venimos quebrando la cabeza para diferenciar, o establecer las raíces, de los temas. Que si proglift, prog-house, electro-trance, trouse, toques dubstep por aquí y por allá.
Cuando, tal vez, la respuesta estaba delante de nuestras narices. Siempre lo había estado, pero el devenir de la historia de nuestra cultura nos lo había impedido... ¿Puede que sea el Euro Dance lo que vuelve a estar predominando en Europa?
Lejos de juicios con ánimo de sentencia irrevocable, servidor se aventura a decir que sí. Todo éxito (creado con objetivo comercial o no) creado en los dos últimos años desde artistas como Tiësto, Paul van Dyk, Avicii, David Guetta, Swedish House Mafia, Marcel Woods, Lange, Gareth Emery incluso en ocasiones Armin van Buureno desde una esfera más underground o menos alternativa acarician, en sus diferentes formas y fondos, la siguiente estructura.
En torno a 130 bpm, garantizando bailabilidad o movimiento; melodía simple; vocal poco transcendente de caracter adolescente-popero; break y drop enfocado al desparrame; y nunca más de cinco minutos... en esta categoría se podrían incluir desde el 'We found love' de Rihanna y Calvin Harris como el 'Concrete Angel' de Gareth Emery y Christina Novelli. Pero en la que podrían incluirse miles de temas de cientos de artistas, casi todos presentes en el escenario principal de Tomorrowland.
Todo esto me lleva a esa conclusión: el Euro Dance, mitificado principalmente en figuras belgas como Milk Inc, Sylver, Lasgo, La Luna o vocalistas de éxito en solitario como Layla Animi, la resucitada Nadia Ali o Kate Ryan, vuelve a la primera línea. Con nuevos sonidos auspiciados por la técnica y el paso del analógico al digital y tras dar vueltas, muchas vueltas.