Revista En Femenino

Estos AMORES DE OFICINA

Publicado el 19 agosto 2013 por Bebloggera @bebloggera
Por Diabla Región 4 desde México

Hace muchos años, en mi primer trabajo del mundo editorial (tenía 21 años), conocí a un fotógrafo que en esas fechas debió haber tenido unos 30 años, es decir, era un tipo ya experimentado. Una vez, durante una plática, contó que había tenido amoríos con una mujer con la que trabajaba. Supongo que terminó mal la cosa porque finalizó diciendo: “Desde ese día no me meto con la nómina”.Estos AMORES DE OFICINA
Creo que esa lección quedó muy adentro de mi inconsciente porque en estos 7 años de vida laboral, jamás he ligado con algún hombre con el que trabaje. Y no porque no haya quien me guste, sino porque, muy en el fondo, me da pánico que esto arruine mi vida oficinesca y respeto y me gusta mucho mi trabajo como para que eso ocurra. Todo esto viene al caso porque, adivinaron, entró al área en la que laboro, un tipo que me gusta mucho. Pero como ya lo mencioné, estoy negada para estas cosas. Quiero rescatar un fragmento que escribí en julio del año pasado, para poner en contexto lo que ahora me acontece: “… Hace unos días le platicaba a unos amigos de un boy of the next door (o the next chair) que me gusta mucho. Pero como la historia se repite ad infinitum, en los dos meses que 'conocida agencia de publicidad' me albergó en sus oficinas no pude mantener una conversación completa con él, cuando lo veía le alzaba la ceja, sonreía a medias (como sociópata). La cuestión es que me fui de ahí y nunca pude siquiera sonreírle bien porque la ardilla de mi cabeza se hiperventilaba cada vez que llegaba a hablar con mis compañeras de al lado. Ahora que lo pienso, tal vez sea sociópata de clóset, no lo sé…”.Y esta es, sistemáticamente, la misma conducta con la que he ido por la vida cuando alguien enturbia mi entorno laboral con sus malditas sonrisas varoniles, como en estos momentos. ¿Qué se hace en estos casos? ¿Ceder a los instintos y aventurarse en una odisea amorosa en la que hay el 50% de posibilidades de que todo salga bien o mal y haya que aguantarse los dolores en el mejor de los casos? (esa fue una pregunta larga pero necesaria).El otro día leía en Cosmopolitan que, por lo regular, el sitio más popular para ligar es el trabajo: de acuerdo, uno pasa ahí toda la vida y es menos probable conocer a alguien en, digamos, el metro que en el lugar en el que casi vivimos. Como la escuela, pues. Pero en la escuela una tenía la posibilidad de cambiarse de salón y en el trabajo, como está la situación económica al menos en México, no es un riesgo que tenga ganas de correr. ¿O sí?¿Ustedes qué harían?¿Se aventarían o dejarían todo por la paz?


Volver a la Portada de Logo Paperblog