En mi anterior columna conocimos qué es un engaño mental, sus características y cómo afectan nuestra felicidad. A continuación, explicaré cuáles son y sus ejemplos en la vida de una persona:
- Abandono
Las personas que amas o son importantes para ti te dejarán y te quedarás solo por siempre”.
Este engaño involucra la idea central del abandono. Se relaciona con sentimientos de inseguridad o de abandono por parte de nuestros padres durante la infancia. Como respuesta a esta creencia de que te van a desamparar, te aferras demasiado a las personas que te rodean, y de manera triste y paradójica, haces que estas personas se sientan asfixiadas contigo y terminen alejándose. Esto te genera mucho desasosiego, rabia y temor. Ser intenso con los demás y vivir pegado como un chicle puede generar problemas con la libertad de los otros. Es importante trabajar esta trampa para tener relaciones armoniosas, en las que prime la libertad y el respeto hacia los otros y la confianza y seguridad en ti mismo.
Imagen: elartedesabervivir
- Despotismo y recelo
La premisa principal es “Las personas quieren abusar de mí en algún sentido” y corresponde al engaño de la desconfianza y el abuso. Vives a la expectativa del comportamiento de los demás, porque piensas que la gente que conoces terminará abusando de ti. (burla, mentira, manipulación, humillación, daño físico o mental o abuso en cualquiera de sus formas) Si este engaño está adherido a tu vida, intentas esconderte tras un muro de desconfianza y recelo que te impide acercarte a los demás. Vives tratando de cazar significados ocultos o dobles en las cosas que te dicen y en general piensas o sospechas lo peor.
Muchos de los que están atrapados en esta trampa, sencillamente se vuelven lobos solitarios. Pero si por razones de la vida, te relacionas con los otros, estableces pocos vínculos y los más superficiales posibles, o, muy por el contrario, te metes en la boca del lobo y escoges esas personas abusivas que se aprovechan de ti, te estafan y te maltratan. Eso te lleva a confirmar la idea de que la gente es mala y que tú eres una víctima.
Por supuesto esto te genera mucha frustración, temor de abrirte a los demás, deseos de vengarte.
- Dependencia
No soy capaz de enfrentar la vida si no recibo tu ayuda o no tengo tu supervisión”
Dependes de los otros, como el conductor de coche miope que depende de sus gafas o lentillas de contacto para ver a lo lejos. Es probable que cuando eras un niño, te hicieron sentir incompetente o torpe cuando intentabas reafirmar tu independencia. Esto pudo pasar de manera sutil o descarada, pero el resultado cuando te hiciste mayor es el mismo: tienes que tener personas fuertes y seguras a tu lado de las que depender para que manejen tu vida. No te atreves a actuar por ti mismo y le rindes mucha pleitesía a las figuras de autoridad. Esto te hace sentir enojo y frustración, pero no puedes tomar decisiones por ti mismo. Las personas dependientes suelen llamar a muchas personas antes de tomar cualquier decisión por tonta que parezca y se ven en problemas en el momento de afrontar por sí mismos los retos. Prefieren en muchos casos salir huyendo.
- Vulnerabilidad
Todo el tiempo pienso que me va ocurrir algo espantoso. No me siento seguro en el mundo que habito”.
Si caíste en esta trampa y vives vaticinando desastres por todos lados (financieros, médicos, naturales, ataques terroristas, etc.), probablemente cuando eras niño tus padres te sobreprotegieron y te enseñaron que el mundo era algo muy peligroso. Vives con miedos exagerados y poco realistas y gastas mucha energía para disminuir los riesgos a que pase algo horrible y sentir un poco de seguridad.
- Miseria emocional
La gente no me ama como soy ni se toma el trabajo de comprenderme. Soy desafortunado en el amor. Es que no me quieren como tendrían que quererme”.
Como vemos esta idea de privación emocional genera en las personas un sentimiento de soledad. Es una sensación de vacío y desconexión emocional. Si estás atado a esta trampa, es muy probable que busques relacionarte con personas frías y egocéntricas, por lo que invariablemente las relaciones que estableces son muy insatisfactorias. Sueles hacer reclamos y pedir amor de diversas formas sin obtener respuestas. Te sientes estafado y tu ánimo se mueve entre la frustración y enfado por la insatisfacción que sientes, el sufrimiento mental y la soledad.
- Exclusión social
Me siento como un extraterrestre. Es como si fuera transparente o muy distinto a las personas que me rodean. Siempre me dejan afuera de sus planes. Sencillamente no existo para ellos”.
Este engaño de exclusión social se caracteriza porque hace sentir a la persona aislada de los demás y alberga la creencia de que es diferente a todos los demás. Si cargas con esta trampa a cuestas, seguramente en la infancia te sentiste excluido por el resto de niños, por tus hermanos o no perteneciste a ningún grupo de amigos. Es posible que tuvieras una característica física (pecas, orejas grandes, gafas gruesas, etc.) o comportamiento (tics, tartamudeo, tímido etc.) que te hizo sentir diferente de los otros. Por lo anterior, creíste que socialmente no eras aceptado. Ahora que has crecido reproduces el aislamiento y rechazo que viviste de pequeño y te comportas como inferior en las relaciones sociales (No inicias una conversación, te sientes mal vestido, muy ansioso, aburrido para los otros, reservado o inferior intelectualmente), al no participar activamente dentro de los grupos, quedas inmediatamente aislado. Pero hay algo curioso: muchas de las personas que se ven intimidadas y anuladas cuando están en grupos, se sienten cómodas en situaciones íntimas, donde sí muestran buenas habilidades sociales. Este patrón de exclusión social no se muestra en relaciones individuales.
- Desperfecto
¡Soy tan imperfecto, tan defectuoso por dentro! Si alguien me conociera como soy realmente, sería imposible que me quisiera. Tengo miedo de que me conozcan porque se van a decepcionar”.
Este engaño de la imperfección o desperfecto está muy relacionada con fallas en la autoestima. Es probable que tus padres, cuando eras niño, estuvieron todo el tiempo recalcando tus “defectos” y no te respetaron, ni hicieron que otros te respetaran. Así que ahora vives culpándote a ti mismo por lo que eres y crees que no mereces ser amado. Como adulto temes al amor. Estás esperando siempre que la gente se decepcione de ti y te rechace por considerarte muy poquita cosa. El no sentir que merecemos ser amados y respetados anula muchos aspectos de nuestra vida y nos hace sentir desolados y poco competentes.
- Fracaso
Soy todo un inútil en todos los sentidos. Pertenezco al equipo de los perdedores. Mi vida es un desastre”.
Si estás atrapado por la trampa del fracaso o vives comparándote con tus compañeros y amigos y te sientes un fracasado. Este es otro engaño relacionado con una pobre autoestima. De niño te hicieron sentir inferior en cuanto al rendimiento. Pudiste haber tenido algún problema con la atención y el aprendizaje o quizás no hayas tenido la suficiente disciplina o estímulo positivo por parte de tus padres para dominar algunas habilidades en tu infancia, como por ejemplo la lectura, el aprendizaje de idiomas o deportes específicos. Tus padres te comparaban con tus hermanos y amigos. Los demás siempre eran mejores que tú, según esas comparaciones y te llamaban con frecuencia: “estúpido”, “lerdo”, “sonso”, “tarado”, “sin talento”, “vago”. Ahora que eres adulto vives muy pendiente de tus errores, exageras o magníficas tus fallos, te comparas con los mejores y te comportas de tal manera que aseguras el hecho de seguir cometiendo errores.
- Subyugación
No tengo tiempo para mí. Vivo para complacer o ayudar a mi familia. Tengo que hacer los mejor para ellos porque si no lo hago, me sentiré culpable de que les vaya mal. Para mí ellos lo son todo en la vida y no soportaría perder su cariño”
Este engaño se relaciona con la autoexpresión y las habilidades para decir lo que queremos. Permites que esta trampa controle tu vida porque en primer lugar quieres evitar el sentirte culpable (“Les hago daño a los que quiero si pienso en mis necesidades y deseos”), y en segundo lugar para evitar el miedo (“seré castigado o abandonado si no obedezco a los deseos de los demás”) Cuando eras pequeño, alguien muy próximo a ti, te subyugó. Ahora como adulto estableces relaciones con personas dominantes y controladoras, sometiéndote a ellas, o por el contrario te relacionas con personas desvalidas que necesiten de tu ayuda constante.
- Normas inalcanzables
Tengo que ser lo mejor de lo mejor. Menos no me alcanza. Ser segundo es ser un perdedor, así que, aunque me mate voy a por la excelencia. Mi premisa de vida es ¡Triunfar o morir!”
Si estás atrapado en esta trampa de los modelos inalcanzables te esfuerzas de manera sobrehumana por satisfacer unas elevadas expectativas que tú mismo te has impuesto.
Pones énfasis exagerado en la posición social, el dinero, el rendimiento, la belleza, el orden o el reconocimiento, todo esto a expensas de tu bienestar y el de los tuyos, el placer, la salud y las relaciones satisfactorias, entre otras cosas. Probablemente eres exigente con los que te rodean, impones normas rígidas y juzgas a los demás. Cuando eras niño se esperaba que fueras el mejor y te enseñaron que cualquier otra opción era sinónimo de fracasar.
- Grandiosidad
Realmente soy una persona muy especial. Lo que yo deseo tiene que ser una orden. La paciencia no es para mí. Me gusta lo mejor, aquí y ahora porque me lo merezco”
Este engaño mental de grandiosidad, se asocia a la falta de habilidad para aceptar los límites reales de la vida. Suelen entrar en un círculo de despotismo e insisten en hacer, decir o tener lo que quieren de manera inmediata. No son flexibles con los tiempos, carecen de paciencia y tacto. La mayor parte de las personas que están metidas en esta trampa fueron exageradamente consentidos y elogiados (aún sin merecerlo) cuando eran pequeños. No necesitaron mostrar o desarrollar un buen autocontrol, ni estuvieron sometidos a las restricciones que se les imponían a otros chicos. Ya de adultos, viven estrellándose contra el mundo y se enojan mucho cuando no logran hacer lo que quieren en el momento que les place.
Que no se nos olvide que todos estos engaños que les he mencionado son “autodestructivos” y se asocian a mucho sufrimiento mental. Infortunadamente, aquellos que están enredados en estos engaños cognitivos se sienten muy atraídos por situaciones o personas que ponen a funcionar las trampas. Un símil que se encuentra en la naturaleza es el de las moscas que se sienten atraídas por la pegajosa miel o las mariposas nocturnas atraídas por la luz de las bombillas.
Tenemos que liberarnos de estos engaños porque perjudica el concepto que tenemos de nosotros mismos, la salud física y mental, las relaciones con nuestros semejantes, el trabajo, el bienestar, los estados ánimo, es decir, porque se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida. Como en el caso de la autoestima, el aprendizaje durante nuestra infancia es de vital importancia para la prevención de dichos aprendizajes erróneos que tanto nos pueden afectar. Si crees que estás enredado en uno o varias de estos engaños o trampas, piensa que puedes superar las actitudes negativas que te lastiman y sentirte bien para disfrutar la vida como mereces.
Espero que este material sea de alguna utilidad. Si identificas alguna de estas trampas en tu vida, te sugiero que busques ayuda profesional para superar todas estas actitudes negativas.
Por: Dra. Iris Luna
Médico Psiquiatra – Máster en Nutrición
Especialista en Sobrepeso y Obesidad
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Contacto: [email protected]
Bibliografía
Fuente consultada: Jeffrey E. Young and Klosko S. Janet; Reinventa tu vida. Cómo superar las actitudes negativas y sentirse bien de nuevo; Editorial Paidós; 2012.