Éstas son frases que escucho a menudo. Es posible que tu también las escuches o incluso las pienses y/o digas.
En la vida cotidiana actual hay excesivas exigencias y sobrecargas, tanto por hacer más de lo que puedo como por no hacer lo que debería y/o me gustaría constantemente, por eso sentir estrés es inevitable.
Desear prevenir este permanente estrés y estar sereno es normal que sea resultado de una autoprotección, ya que estar expuestos de forma permanente acaba enfermándonos, empezando de forma “inofensiva” como tensiones, debilidad general, impaciencia, llegando a manifestar úlceras de estómago, cardiopatías, depresiones, adicciones,…
Es necesario una tensión que nos permita sobrevivir, que nos estimule, emocione, motive…, sin embargo cuando perdura demasiado tiempo o supera la carga que puede soportar el organismo, tanto física como mentalmente, ya que éste enferma, afectando al bienestar y la salud de la persona.Estar tranquilo/a es una de las necesidades primarias de las personas, al ser algo que cada persona define de manera diferente, estar tranquilo/a, llegar a este estado es algo individual. Por ello es importante que pares unos segundos y pienses: ¿Cómo se que estoy tranquilo/a? ¿Qué significa para mí estar “bien”?
Confía en tu VOZ INTERNA y escucha las primeras señales de tu cuerpo y tu conciencia, te ayudará a averiguar cómo prevenir serena y tranquilamente el estrés en tu vida y reducir el que ya hay.Averigua sus causas preguntándote de qué sentimientos y hechos quieres huir mediante el estrés. También puedes hacer 4 ejercicios que te pueden facilitar la toma de conciencia:
- - En una posición de descanso explorar tu cuerpo, siente a ti mismo/a, intentando sentir todo el cuerpo en su totalidad.
- - Haz consciente lo que entran por tus sentidos. Presta atención a lo que ves, escuchas, hueles, sientes y saboreas.
- - Descubre tu creatividad, pensando en “tú tema” empieza a pintar, en contacto con los pensamientos que han ido surgiendo mientras dibujabas, escríbelos al finalizar.
- - Haz consciente el uso de tu tiempo, haciendo una distribución racional (dibujando un círculo divide en “raciones de tarta” poniendo el tiempo que dedicas a trabajo, pareja, familia, amigos, descanso, aficiones…. Y vuelve a hacer el círculo distribuyendo el tiempo según el que te gustaría tener en cada trocito siguiendo tus deseos y necesidades.
¡Toma conciencia y actúa! Con serenidad puedes separar lo importante de lo secundario. Por pequeño que sea el primer paso, actúa, el primer paso irá seguido de un segundo paso, y éste de otro más, y éste otro de otro más...