El lugar en el que nacemos, nos condiciona mucho en nuestra manera de pensar para toda nuestra vida. No os he descubierto América con esta frase. Eso lo sabemos todos. Un ejemplo: como nací en El Entrego donde la gente se arregla los domingos para tomarse algo antes de comer, yo tengo ese chip en la cabeza de que ‘debo’ arreglarme los domingos (aquí la verdad que no puedo porque tengo muy poca ropa conmigo), independientemente de donde viva. Es así.
Pues bien. Vamos al quid de la cuestión: El año pasado en Marruecos, para la gente, yo estaba muy delgada. Ahora, para los vietnamitas, estoy gorda, o ‘fuerte’, como dicen ellos. El tema es que en Marruecos me lo decían como algo negativo. Y aquí, lo de ‘gorda’, me lo están diciendo en plan piropo. Ellos supongo que no sabrán que para nuestra cultura decirle a alguien que está ‘gorda’ se toma a mal. Pero bueno, a mí no me importa.
No sé muy bien aquí, en Vietnam, cuál es el concepto de belleza. Casi todo el mundo es muy muy delgado. Tanto hombres como mujeres y de todas las edades. En Marruecos, tengo un artículo por ahí, en el que os contaba que la belleza es la gordura. Podéis mirarlo aquí. Aquí, a pesar de que parece que lo bonito es la delgadez, porque es como están todos, luego, los que tienen su barriga, les encanta mostrarla, como diciendo que está muy bien. Ahora, lo que dicen, no lo sé, porque casi no conozco gente que hable inglés. Y el vietnamita es muy difícil.
Por ejemplo, durante mis primeros días aquí, no me gustaba nada la comida que me daban en la casa en la que vivo. Y yo, por no hacerle el feo a la madre de familia, le decía que era que no quería engordar. A lo que ella me respondía sacándose su barriguilla, que tiene tras haber dado a luz a un niño hace un año, como muy contenta y enseñándome con los dedos que ella comía hasta 4 o 5 bols de arroz (aquí siempre se comen cosas con mucho arroz). Ahora ya me he acostumbrado y la comida ya me gusta mucho (esto por si lo ve mi abuela, que se ve que andaba algo preocupada, ya sabéis, abuelas).
Hay que decir que el hecho de que la comida me guste mucho, hace que aquella dieta que estaba realizando durante mi primera semana aquí de manera natural (como sabía que la comida que me esperaba no me gustaba nada, ni me entraba el hambre y luego comía un poco sin ganas), ya se ha acabado.
Y el otro día, estábamos comiendo con una familia y nos pusimos a hablar de la delgadez. Una amiga, a la que le gusta cuidarse para mantenerse delgada, decía que eso estaba muy bien. Y los vietnamitas dijeron que no, que eso no les gustaba. Que lo que estaba bien era estar ‘gorda como Bárbara (o Mákmala como suelen decir)’. (Nunca me habían llamado gorda tan insistentemente, hasta que llegué aquí, también os lo digo). Ya iré viendo cuál es el patrón de belleza para las y los vietnamitas. Porque sí que las y los veo comer bien, pero no aumentar gramos a sus cuerpecitos tan delgados, o sea que no sé si están así por constitución o que, pero no parece que anden en dietas ni gimnasios la gente de nuestro barrio.
Y, en verdad, ¿qué mola más?
Y ya que hemos sacado el tema, voy a dar mi opinión sobre esto. Criticamos mucho que en Marruecos las mujeres están sometidas y reprimidas. Y no soy yo la que lo niegue. Pero, ¿qué pasa con la sumisión de la mujer occidental? (Digo mujer, porque, aunque ahora los hombres comienzan a ‘cuidarse’, esto es bastante reciente y aún no muy extendido’).
Allí en Marruecos las mujeres se alimentan tanto como quieren y así están bellas. Y comer es de las mejores cosas del mundo, por lo menos para mí. Yo, para más o menos seguir los cánones de mi sociedad me tengo (o debería, porque no lo ando cumpliendo mucho) que quitarme de merendar mis tres bocadillos, algo que me encanta. Las marroquíes pueden merendarse todos los bocadillos que quieran. Las europeas tienen que cortarse de comer todo lo que les apetece, porque si no, se saldrían del canon de belleza.
Me decía hace poco una amiga: ‘es decir, que en Marruecos ‘no se cuidan’. Y yo le decía que sí ‘se cuidan’. Nosotros, en Europa llamamos cuidarnos a controlar lo que se come e ir al gimnasio. Un tema que yo discuto hasta la muerte. Gimnasio vale, totalmente sano (dentro de unos límites también), pero cuántas veces he oído decir que ‘alguien se cuida’ cuando lo que hace es ‘no alimentarse’ como es debido.
Es un tema que me enfada bastante. De hecho, hace unos meses hubo un artículo que me pareció insultante y me hizo plantearme la inteligencia humana en occidente. Era sobre los ‘Angeles de Victoria’, esa marca de lencería. El artículo, publicado en El País y que podéis leer aquí, enseñaba fotos subidas por las modelos de Victoria Secret en sus Twitters respectivos, mostrando orgullosas una delgadez extrema conseguida a base de comer sólo batidos de huevo y matarse a hacer boxeo. A mí, aunque me he educado en una cultura en la que la delgadez se considera bonita, no conseguí ver nada de bello en esos cuerpos. Y, de hecho, eso me pareció una forma de sometimiento tan criticable como el burka afgano.