Revista Educación

Estoy en Babia

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Había una vez un país en el que todas las personas tenían los mismos derechos.

Un país en el que, nacieras donde nacieras o nacieras de quien nacieras, tenías las mismas posibilidades de acceder a una sanidad en condiciones, a una educación de calidad o a una justicia igualitaria.

Un país cuyos gobernantes ponían en marcha políticas para disolver las diferencias y no legislaban para acrecentarlas. Un país que no discriminaba por razones de religión, raza u orientación sexual.

Y dentro de ese día a día surgían errores, fricciones y desacuerdos, pero las férreas bases sobre las que se asentaban los derechos ganados a pulso por los ciudadanos a lo largo de años acababan solventándolos.

Esperen, esperen, que se me está yendo la olla ¿no?, que estoy soñando despierta ¿verdad? Últimamente me pasa a menudo, me evado de la realidad y me refugio en mi mundo rosa porque no veo otra forma de conseguir dormir tranquila. Me ocurre, sobre todo, la noche de los domingos, después de ver ‘Salvados’. La última vez, tras escuchar al juez Gómez Bermúdez, tuve que sumergirme durante horas en mi mundo flower power de realidad paralela para conseguir contrarrestar lo que decía el magistrado.

Él venga a poner sobre el tapete cómo se indultó a un condenado por narcotráfico por ser de una familia bien mientras que a los otros dos, que habían cometido el mismo delito, se les dejaba en el trullo y yo a imaginarme a niños finlandeses en esos colegios a los que todos quisiésemos llevar a nuestros hijos. Jordi Évole mencionando los 468 indultos que lleva Rajoy en 11 meses de gobierno y yo venga a traer a mi memoria los, es cierto que dramáticos indultos por los que rezaba en El Verdugo Nino Manfredi.

O Jordi empieza a darme un poco de vaselina o igual me quedo en esa realidad paralela, o sea que no se extrañen si me ven, cada vez más, con cara de estar en Babia.


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