Estoy escribiendo un nuevo libro.
No quiero comentarles nada hasta que esté listo, pero si les voy a adelantar que las ilustraciones son del talentoso joven venezolano Ricardo Acevedo.
A Ricardo lo conocí gracias a la plataforma URIJI, y viendo sus dibujos me llegó inspiración y una idea que cristalicé y le hice llegar, la cual a él le encantó.
Este nuevo proyecto me alegra por muchas razones, pero por ahora sepan que una de esas alegrías es haber conocido a Ricardo e involucrar a otro joven talento venezolano en mis pryectos.
Espérenlo que les va a gustar y gracias .
Aqui un estracto de uno de los capitulos:
” La Caracas del centro
Cuando se me ocurrió la idea de iniciar este proyecto de escribir sobre mi amada ciudad Caracas mi idea principal era comenzar con varios capítulos con historias narradas por mi padre y luego pasar a mis propias experiencias. Sin embargo en diciembre pasado papá falleció y con él se fueron todas esas historias hermosas que siempre me contó y que yo quería inmortalizar por escrito. Ahora me quedan son las memorias que tengo de sus cuentos y anécdotas y espero que cada una sea reflejo lo más exacto posible de sus palabras.
La Caracas de los techos rojos que papá contaba era la de los años cincuenta y sesenta. Era la Caracas de las navidades donde los jóvenes, despues de la Misa de Gallo, salían a patinar por las calles de la ciudad. Él tenía una foto patinando patinando y haciendo trencitos en la plaza Bolívar, tomando de la cintura a una compañera de trabajo del banco de Venezuela, lugar donde papá trabajo por varios años cuando llegó a la capital de la República proveniente de su natal Valera en el estado Trujillo. Lo gracioso de la foto, además de verlo a él tan delgado en aquel holgado traje con corbata y patines en los pies, era la historia sobre mi abuela Mariana, la mama-tía de todos, que Estaba molesta porque él se agarraba de la cintura de aquella señorita y ademas en un lugar público, me parece estarla oyendo con esa famosa frase suya: “¡Abrase visto!”
Tengo un particular recuerdo de papá llevándonos a mi hermana Julia y a mí al Palacio Municipal. Él nos explicaba todo lo que había dentro y como antes había sido un seminario y luego el presidente Antonio Guzmán Blanco lo renovó y convirtió en el Palacio de Justicia, por ello la esquina donde está ubicado se llama de “Las Monjas”, allí recordé la clase de historia sobre Guzmán Blanco y su adversidad hacia la Iglesia. Sin embargo, lo que a mí me llamó poderosamente la atención fue una maqueta enorme que tenían expuesta en el centro del salón principal…”