Estoy indecisa

La indecisión de una persona irresolutiva.
¡Hola! Últimamente me he dado cuenta que no se elegir. Este mundo en el que vivimos está lleno de múltiples posibilidades y siempre tenemos que estar decidiendo cosas: si nos vamos a vivir a este barrio o al otro, si quedamos a cenar en este restaurante o en aquel otro, o si contrato estas vacaciones ahora o me espero a las ofertas de último minuto.
A veces me siento la reina de la indecisión con respuestas como no sé, no lo veo claro, voy a pensarlo, o sí pero… Yo creo que me estoy perdiendo mi vida con tanta incertidumbre, aunque claro, luego me acuerdo de esta frase de Henri Frédéric Amiel: “El hombre que pretende ver todo con claridad antes de decidir, nunca decide”, y pienso, “bueno, no estoy tan mal”.
A principios de junio hice resoluciones dignas de un Napoleón: quedar con dos millones de personas a la vez, mimar a mis mejores amigas, empapelar los armarios, cambiar de maceta unas cuantas plantas, hacer cuatro trabajos a la vez… Estoy a punto de cogerme las vacaciones y ¿creéis que he hecho algo de eso?
Una lástima, aunque solo se hayan quedado en unas buenas intenciones. Y es que así funciona mi cerebro:
Tengo tiempo, hasta finales de julio que me vaya cualquier tarde quedamos… ahora cuando recoja la cena y me ponga el pijama envío esos mensajes de cariño… no es el fin del mundo, tampoco hay tanta prisa por empapelar los armarios… no se si comprar unos maceteros nuevos, mejor… estoy agotada, necesito unas vacaciones…
Me consuela saber que no soy la única y que las que no están a este lado es porque se meten cafeína en vena.
Vosotras me entendéis, ¿verdad?
Y es que además de ser indecisa, me complico tremendamente la vida.
¡Hasta mañana!
Imagen vía Pinterest