Hace unos días os dábamos algunas pautas a tener en cuenta antes de decidiros por un cirujano u otro. Hoy queremos tratar otra cuestión, tanto o más importante, y que se debe analizar antes incluso de buscar al cirujano que nos va a operar:
¿Estoy preparada para operarme?
Prácticamente cualquier persona puede acudir a un quirófano. “La candidata ideal” tiene 3 características: desea mejorar su aspecto, tiene la madurez necesaria para aceptar cambios en su físico, y por supuesto cuenta con un buen estado de salud general.
A menudo me preguntan cuál es la mejor edad para acudir al quirófano, y mi respuesta siempre es la misma: cuando uno empiece a sentir que puede mejorar su apariencia física. No por esperar a que la edad empeore el problema, se obtendrán mejores resultados. Son muchas las personas jóvenes que acuden a mi consulta para operarse de mamas, nariz o liposucción.
Otro punto clave en la decisión es “conectar” con el cirujano. La comunicación es fundamental: el especialista debe comprender lo que busca y desea su paciente, y ésta debe entender, y asimilar, lo que le puede ofrecer el cirujano. Es decir, aunque las técnicas y el buen hacer del cirujano ofrezcan excelentes resultados, ahí el cirujano deberá aconsejar la mejor opción para cada paciente, para que se vea bien a corto plazo pero pensando en el futuro.
Los pacientes de cirugía estética son personas sanas. Aún así, siempre solicitamos pruebas para comprobar que no hay ningún problema que pudiera contraindicar la cirugía.